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Novísima Recopilación reconocia su existencia, y si las Córtes de Cádiz lo habian suprimido, el Rey lo había restablecido, anulando el decreto de las Córtes.

Hablábase ya de una Junta Apostólica, pero nadie sabía dar razon de ella, y parece más bien que algun ignorante de aquellos ó de posteriores tiempos, oyendo halar de la Junta Apostólica para la resolucion de las árduas cuestiones y conflictos á que daban lugar los privilegios de las Ordenes militares, creyese que aquel alto Tribunal, ó Consejo, era una institucion secreta. Sobre menores cimientos han levantado la ignorancia y la superchería mayores fábricas (1).

Van-Halen habla tambien á tontas y á locas de una faccion secreta á la que llamaban Ancora de la Fé y del Rey (2).¿Que más ancora que el Santo Oficio? Ningun escritor la menciona. Sólo hallo un documento del año 1827 en que se hace mérito de los ancoristas (3). Como Van-Halen escribia por entonces, se echa de ver que era noticia liberal de aquel tiempo, y quizá de su propia y exclusiva fabricacion.


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La camarilla: D. Antonio Ugarte.

Aunque esta reunion no era una sociedad secreta, preciso es recordarla, pues por una parte su existencia es indudable, como tambien su influencia en los sucesos políticos, y por otra los liberales hablan de ella, de palabra y por escrito, como de una sociedad tenebrosa y maligna, peor que todas sus sociedades secretas, causa de todos los males de España. y núcleo de las sociedades secretas de los realistas, conocidas con los nombres de Junta Apostólica, Ancora de la Fé. y otros varios entes de razon.

De entre todos los escritores liberales coetáneos que truenan contra la camarilla de Fernando VII, ninguno más enérgico y preciso que el anónimo autor de la vida de este Monarca (1). Despues de hacer una descripcion violenta, y

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(1) Es celebre, á propósito de esto, lo que contaba D. Evaristo San Miguel. Por espacio de 24 horas, durante el pronunciamiento de 1854, estuvo mandando en varias barricadas y barrios de Madrid el Ebanista. Oyendo hablar por todas partes del Ebanista, a quien nadie conocía,y que con todo eso mandaba, halló que era él mismo, y que de D. Evaristo le habían convertido en el Ebanista. ¡Si serian dóciles aquellos cabestros liberales!

(2) Tomo I, pág. 134. Considera esta faccion corno auxiliar de la camarilla.

(3) Vease en los apéndices el informe sobre los desacuerdos de la guarnición de Badajoz.

(4) Se atribuía esta obra a un ministro de Fernando VII. Despues he sabido por el Sr. D. Gaspar Bono Serrano, literato distinguido y condiscípulo de aquel escritor anónimo y valenciano, que no era el sujeto que se decia. Pero puesto que él no se descubrió, debemos respetar su anónimo.