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sónicas, para tomar parte en la fiesta de San Juan Bautista, que celebraron con gran aparato.

La otra se reunia en la calle de Santiago el Mayor (vulgo el viejo) en la casa grande que tiene hoy el núm. 5. y es conocida todavía por la casa de los francmasones. Esta lógia era casi toda de franceses: la tenía alquilada un cirujano francés, y las reuniones se encubrian con el pretexto de conferencias facultativas. Cuando en 28 de Agosto de 1812 salieron los franceses apresuradamente de Sevilla, el pueblo invadió la casa: hallóse un gabinete todo colgado de negro, un esqueleto sentado en un sillon de baqueta, apoyando su calavera sobre el descarnado puño, y un rótulo en la otra en que decía en francés: Aprende á morir bien.

Otra habitacion también tapizada de negro y con otro esqueleto se encontró en un sótano del Colegio viejo de Salamanca, cuando salieron de allí los franceses; pero antes habían tenido la lógia junto á las casas consistoriales, en la plaza. Cierta muchacha que vivia en una casa inmediata, y estaba en relaciones amorosas con un individuo de la familia del conserje, solia cominicarse por un agujerito muy disimulado abierto en la pared. Al acudir un dia á la cita amorosa, fue grande su sorpresa cuando vio en la sala, en vez del novio, una porcion de señores muy graves con su banda y mandil, y entre ellos algun respetable catedrático de la Universidad, de quien no podia esperarse que tomara parte en aquellas farsas y farándula. Por lo visto el hermano terrible no habia retejado bien.

En Jaen se encontró igualmente la cámara enlutada para las meditaciones precedentes a la recepcion, y las consabidas calaveras. Hallóse igualmente un crucifijo de tamaño natural, que se habían llevado del convento de San Francisco. La cámara principal donde tenian las juntas estaba muy bien decorada con todas las alegorías masónicas, que por algun tiempo se conservaron á la pública expectación, y era fama que las habia pintado un tal Cuevas.

Seria prolijo dar noticias de otros puntos, en donde consta que hubo logias de franceses y afrancesados. Baste decir que donde quiera que hubo afrancesados allí hubo lógia, y que, por regla general y con pocas excepciones, pertenecian á ellas todos los afrancesados, aun los clérigos y, mas que todos. los llamados cívicos.

TOMO I.