CAPÍTULO XLII.
Descansaron allí Vasco Nuñez y su compaña algunos dias, siempre informándose y certificándose de que hobiese otra mar, las dichas sierras pasadas, y, ántes y despues della, las riquezas tan grandes que el mozo cuerdo les significaba, otra cosa sino dello no hablando; y porque cada hora se les hacia un año, por verse ya en lo que sobre todas las cosas deseaban, creyendo y áun esperando mucho más que se les denunciaba, lo que es propio de cudiciosos y avaros, segun su ánsia, despacháronse para el Darien con intencion de avisar al Almirante y á los que esta isla gobernaban, de las nuevas que habian sabido de la otra mar, y de los tesoros de que abundaba, y para que lo escribiesen al Rey, porque proveyese de 1.000 hombres y de todo recaudo para la ir á buscar. Y aquí no es de callar, sino referir, un desatino, y áun sacrilegio, que cometieron, harto notable, semejantes al cual se han hecho en estas Indias hartos; éste fué, que, sin más instruccion ni doctrina de las cosas de la fe que tenian de ántes, al rey Comogre susodicho, y á la gente que con él pudieron haber, baptizaron. Hízose y hácese gran ofensa y pecado contra Dios dar el Sacramento del baptismo á los infieles idólatras, puesto que muestren voluntad de querello y amallo, sin que primero sean enseñados y examinados si con verdad renuncian sus ritos y errores con las pompas del diablo, y que sepan muy bien lo que resciben, y por qué, y para qué, y qué les prestará rescibiéndolo y dándoselo; considérese qué premio rescibirán de Dios los que fueron causa que aquel señor y sus súbditos tornasen, por ignorancia de no ser informados, á idolatrar despues de baptizados, porque es manifiesto, como habemos visto por larga experiencia, que cuando á los indios