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Historia

CAPÍTULO CXVII.


Y porque ya Cortés tenia reformados todos los navíos de la tormenta pasada, y proveídolos de bastimentos que le dieron en abundancia los indios, por mandado del señor de la isla, y recogidos los caballos y la gente, y en buena amistad con el señor y vecinos della, se hizo á la vela para correr la costa de la tierra firme, y llegó á la punta de las Mujeres, que Francisco Hernandez ó Grijalva habia por nombre puesto, que es la primera tierra de Yucatán, obra de 10 leguas de la isla, y surgió allí toda la flota. De allí tornó á alzar las velas para seguir su camino hácia el cabo de Cotoche, y navegando aquel dia, descubrióse un agua en uno de los navíos que no podian con dos bombas agotalla; hizo señal de tener necesidad, tirando un tiro de pólvora, acudió Cortés con su nao y todos á socorrelle, y viendo que crescia el agua y que no tenia remedio sino entraba en algun buen puerto, y por allí no lo habia, determinó Cortés de tornarse al puerto de la isla de donde habian salido. Salieron todos los indios de la isla con gran regocijo á rescibillos y servillos; adobaron allí el navío, é, ya que querian tornarse á embarcar, revolvióse la mar de manera que no pudieron el sábado; y el domingo, que era el primero de cuaresma, díjose y oyeron misa. Estando comiendo, vieron venir una canoa que atravesaba de Yucatán á la isla, y mandó Cortés á un Andrés de Tapia, mancebo bien suelto, y á otros compañeros, que fuesen escondidos á la parte de la isla donde iba la canoa dirigida, y salteasen los indios y