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de las Indias.

rices, ciertas sartas de cuentas gruesas y menudas, que debian ser la sustancia de madera, pero muy bien doradas; otras 15 ó 20 cuentas grandes, doradas, y al cabo una rana de oro muy sutilmente labrada; un ajorca de oro, muy rica, de cuatro dedos en ancho; otra sarta de cuentas doradas, con una cabeza de leon de puro oro, y otras sartas con muchas cuentas, y alguna que tenia 70 y más dellas doradas, y al cabo una rana de oro al propio hecha; un rostro de piedra, creo que verde, guarnecida de oro, con una corona de oro muy rica, y encima una cresta de oro y dos pinjantes de oro; un ídolo ó hombre de oro, pequeño, y con un moscador de oro en la mano, con unas joyas de oro en las orejas, y en la cabeza unos cuernos de oro, y en la barriga una piedra que debia de ser turquesa, muy linda, engastonada en oro. Entre estas joyas, aquí ó en otras partes deste viaje, se dijo haber rescatado una esmeralda ó piedra preciosa que valia ó que valió 2.000 ducados. Otras muchas cosas les dió, no tan principales, pero estas fueron las de más valor y más hermosas. Valia todo el oro que dieron mas de 1.000 ducados, sin el valor de la hechura de algunas cosas dellas, que pudiera valer más que el oro que tenian. El Capitan le dió, en pago del presente rescibido, no con qué saliese de laceria, y fueron las joyas siguientes: un sayo, una caperuza de frisa colorada, y en ella una medalla, no de oro, sino de las falsas; una camisa de presilla, con algunas gayas ó labores, de hilo y no de seda; un paño de tocar; un cinto de cuero, con su bolsa; un cuchillo, y unas tijeras, y unos alpargates; unas servillas de mujer, unos zaragüelles, dos espejos, dos peines y algunas sartas de cuentas de vidrio de diversos colores, todo lo cual valdria en Castilla tres ó cuatro ducados. Aquel señor Cacique y su gente, estimándose por muy ricos con lo que Grijalva les habia dado, y áun quizá creyendo que habian engañado á los españoles en más de la mitad del justo precio, volvieron otro dia con más ricas joyas para los tornar á engañar. Trujeron seis granos de oro fundido, grandes, no supe cuánto pesaron; siete collares muy ricos de oro puro, y otros cuatro