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Historia

parécele buena gente los cristianos; torna otra vez, y llégase al navío del capitan Grijalva, sin temor, y dice que á su señor place, y á todos su súbditos, tener con él y con los cristianos amistad, y dalles del oro que tenia y rescibir de lo que traian de su patria; el cual trujo una máscara de palo grande dorada muy hermosa, y ciertas cosas de pluma de diversas colores y bien vistosas, diciendo que su señor vernia otro dia á ver los cristianos. Grijalva le dió unas sartas de cuentas verdes de vidrio, y unas tijeras, y cuchillos, y un bonete de frisa colorado, y unos alpargates; las tijeras y los cuchillos fué lo que hizo al caso, porque con aquello pensó el intervenidor de la paz y amistad que iba bienaventurado. Acordó el Cacique y señor de la tierra ir á verse con los cristianos, y entra en una canoa, esquifada de gente, sin armas, y entra en el navío del capitan Grijalva, tan seguro como si fuera de su propio hermano. Grijalva era gentil mancebo, de hasta veintiocho años; estaba vestido de un sayon de un carmesí-pelo, con lo demas que al sayon respondió, cosas ricas. Entrado y rescibido por Grijalva el Cacique con mucho acatamiento, y abrazándose, y sentados, comenzóse la plática, de la cual muy poco el uno del otro entendian, más que por señas y algunos vocablos que declaraban los indios que habian tomado en el Puerto Deseado, que los decian al indio que traian de Cuba; todo se creyó que iba á parar en que se holgaba de su venida y que queria ser su amigo, y despues de hablado un rato, mandó el Cacique á uno de los que con él habian venido, que sacase lo que dentro de una que llamamos petaca, segun la lengua de Méjico, que es como arca, hecha de palma y cubierta de cuero de venado, traia. Comienza á sacar piezas de oro, y algunas de palo cubiertas de hoja de oro, como si las hobiera hecho para Grijalva y á su medida, y el Cacique, por sus mismas manos, comiénzalo de armar desde los piés hasta la cabeza, quitando unas si no venian bien, y poniendo otras que con las demas convenian, y así lo armó todo de piezas de oro fino, como si lo armara de un arnés cumplido de acero hecho en Milan. Sin el armadura le dió muchas otras joyas de oro