Rey gran señor, en la cual habia gran multitud de ostias muy grandes, en las cuales se criaban perlas tan grandes como aceitunas, y como habas, segun por señas significaban. Oido Vasco Nuñez de la isla y de la riqueza de las perlas, no podia caber en sí por la excesiva alegría, dice que luégo quiere pasar á ella é que aparejen las canoas; los dos Caciques amigos le ruegan que no se ponga en aquel peligro en tal tiempo, que lo deje para el verano, cuando la mar está en sosiego, y entónces podrá ir á su placer y alcanzar cumplimiento de su deseo, y que para entónces ellos con su gente le acompañarian. Temió Vasco Nuñez no le acaeciese lo que de ántes habia padecido en la isleta, y así tuvo por bueno el consejo de aquellos Caciques sus amigos. Díjose que aquel cacique Tumaco dió nuevas á Vasco Nuñez, como por aquella costa en adelante, señalando hácia el Perú, habia grande cantidad de oro, y ciertos animales sobre que ponian sus cargas las gentes della, y que de barro hizo una figura como las ovejas de aquella tierra, con el pescuezo que tienen, que parece propio de camello; estaban los españoles admirados, dellos decian que mentian, dellos pensaban si eran camellos, dellos si eran ciervos ó dantas, que las hay en muchas partes de tierra firme, que son como terneras chiquitas, pero difieren porque tienen las piernas muy chicas, cuasi un palmo del suelo, y creo que carecen de grandes cuernos: y éste fué el segundo indicio que Vasco Nuñez alcanzó de las riquezas y estado del Perú.
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