parte del Austro, hasta haber pasado el término de diez horas en la esfera, en manera que, estando él allí, cuando se le ponia el sol á él, se levantaba á los que vivian en Cáliz, en España, desde á dos horas, y dice que no pudo haber yerro alguno, porque hobo entónces eclipse de la luna, á 14 de Setiembre, y que él estaba bien apercibido de instrumentos, y fué muy claro el cielo aquella noche.» Todas estas son sus palabras. Tornando al propósito, viernes, 13 de Junio, dió la vuelta por la vía del Sur ó del Austro, por salir de aquella espesura de islas, y saliendo por una canal que le pareció más honda y desembarazada, navegando por ella un poco del dia, hallaron la canal cerrada y los navíos, de islas y tierras, como en un corral, todos cercados; la gente toda quedó muy turbada y desmayada, viéndose en tanto peligro y con falta de bastimentos: bien es de creer que su miedo y angustia era muy grande, y la del Almirante mucho más que doblada. Confortóles á todos con las mejores palabras que pudo, y con harto trabajo tornaron á salir por donde entraron, y fueron á parar á la isla del Evangelista, donde habia reparádose de agua. Miércoles, 25 de Junio, partió della por la vía del Norueste, por ver unas isletas, que parecian de allí obra de cinco leguas, y, un poco más adelante, dieron en una mar manchada de verde y blanco, que parecia todo bajos, aunque habia de hondo dos brazas; desde á siete leguas, dan consigo en otra mar muy blanca, que aína les parecia ser toda cuajada; de allí á siete leguas, topan otra prieta como tinta, en que habia cinco brazas de fondo; por esta anduvo hasta que se llegó á Cuba. Todas estas diferencias de mar eran á los marineros grande espanto, como cosas que nunca habian visto ni experimentado, y por tanto, en cada una temian ser perdidos y anegados. Salió de Cuba la vía del Leste con vientos escasos, por canales, y todas llenas de bajos, y, estando escribiendo, como solia, todo lo que le acaecia en su viaje, á 30 de Junio, encalló su nao, la cual, no pudiéndola sacar con anclas y cables por popa, sacáronla por proa, y, por los golpes que dió en el arena, con harto daño; de allí, no llevando vía ordenada, sino
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