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Historia

libro VI de sus Comentarios, hablando de las costumbres de los alemanes, que á los huéspedes que venian á sus casas estimaban por santos, y tenian por grande pecado no comunicarles todo cuanto poseian y ayudarlos y defenderlos de toda injuria, daño y mal. Hospitem violare fas non putant, qui quacumque de causa ad eos venerint, injuriam prohibent, sanctosque habent: hiisque omnium domus patent, victusque communicantur. Así que, viendo el Rey á la carabela, comenzó á, con su blandura benigna, consolar y alegrar al Almirante, diciéndole que habia enviado por oro, y que lo queria cobrir todo de oro ántes que se fuese, rogándole tambien afectuosamente que no se fuese, sino que holgase de vivir é holgar allí con él y con sus gentes. Comió con el Almirante el Rey y un hermano suyo, y otro que parecia pariente y privado suyo, y estos dos le decian que querian irse á Castilla con él. Estando en esto, vinieron ciertos indios con nuevas, diciendo que la carabela Pinta que tenia Martin Alonso Pinzon, y con que se habia ausentado ó alzado, estaba en un rio al cabo desta isla ó léjos de allí. Proveyó luego el rey Guacanagarí con gran diligencia, mandando que una canoa esquifada de remos, como dicen los marineros, fuese luego á buscar la carabela y cristianos, y hiciesen con solicitud lo que el Almirante mandaba, porque le amaba tanto que era maravilla; y así lo dice el Almirante. Envió en ella el Almirante un marinero con sus cartas de amor á Martin Alonso, disimulando el apartamiento y pena que por él le habia causado, persuadiéndole que se viniese donde él estaba, pues nuestro Señor los habia hecho á todos tanta merced. El Rey se tornó á su casa despues de haber comido, dejando al Almirante muy alegre y consolado. En este tiempo se determinó el Almirante de dejar allí alguna gente por algunas razones: la primera y principal, por ver la felicidad y frescura y amenidad de la tierra, y la riqueza de ella en haber hallado muestra tan grande y tan rica de haber en ella mucha cantidad de oro, y por consiguiente poder en ella, con tanta ventaja y prosperidad, hacer grandes poblaciones de españoles y cristianos; la segunda, porque, en