CAPÍTULO XLVIII.
Lúnes, 26 de Noviembre, mandó alzar las anclas y dar las velas, y salió de aquel puerto de Sancta Catalina, y navegó de luengo de costa y cerca de tierra, por ver mejor lo que habia, la via del Sueste, y vido algunos cabos de tierra, y á uno puso nombre cabo del Pico, y á otro cabo de Campana; y andaria este dia 8 leguas, dentro de las cuales notó y marcó nueve señalados puertos, de los cuales todos los marineros hacian maravillas, y cinco rios grandes; detras del cabo del Pico están dos isletas, que terná cada una obra de dos leguas en cerco, y dentro dellas tres maravillosos puertos y dos grandes rios. Toda la tierra es montañas altísimas muy hermosas, no secas ni de peñas, sino todas andables, verdes pinales, y valles hermosísimos de árboles altos y frescos, que era gloria mirarlos, segun el Almirante dice, y así yo lo creo más que él encarecerlo puede: todo esto es por la costa del Norte de la isla de Cuba. No vido poblacion alguna, puesto que creia que dentro de la tierra las habia, porque, donde quiera que saltaban en tierra, hallaban fuegos y señales de haber gente; así le pareció que habia visto hácia el Sueste la tierra que llamaban los indios Bohío, que es esta isla Española, puesto que en el nombre, no creo que los entendia, como fué dicho. Al poner del sol llegó cerca del cabo de Campana;