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Historia

cuero sin escama, como el de ballena, y la cabeza cuasi como de vaca; este pescado es muy más sabroso que ternera, mayormente cuando son pequeños como terneras pequeñas y en adobo, y nadie, que no lo cognosca, lo juzgará por pescado sino por carne. Con el cantar de los pajaritos y muchas aves de dia, y el de los grillos de noche, diz que, todos los cristianos se alegraban y holgaban. Los aires sabrosos y dulces, por toda la noche; frio ni calor ninguno, como en Castilla por Mayo. Por las otras islas y por el camino de entre ellas, sentian calor; atribuíalo el Almirante, á que eran llanas todas, y al viento Levante que venteaba y traia. En este rio de Mares, podian los navíos muy bien voltear para entrar á surgir, el cual tiene buenas señas y marcas para que atinen los navíos; tiene siete y ocho brazas de fondo á la boca y dentro cinco. Tenia este rio, de la parte del Sueste, dos montañas redondas, y de la parte del guesnorueste un muy hermoso Cabo llano que sale fuera. Este puerto, creo yo que fué el de Baracoa que puso por nombre Diego Velazquez, el primero que fué con gente española á poblar la dicha isla de Cuba al puerto de la Asumpcion, como se dirá, placiendo á Dios, cuando della hablaremos. El mártes, 30 de Octubre, salió deste puerto y rio de Mares, y, costeando la costa de la mar abajo, despues de haber andado 15 leguas, vido un cabo de tierra lleno de palmas, y púsole nombre cabo de Palmas; los indios que iban en la carabela Pinta, que eran de los que tomó en la primera isla que descubrió, Guanahaní, que nombró Sant Salvador, dijeron que, detrás de aquel Cabo estaba un rio, y del rio á Cuba, diz que, habia cuatro jornadas. Decia Martin Alonso, Capitan de la Pinta, que creia que aquella Cuba debia ser ciudad, y que toda aquella tierra era tierra firme, pues iba tanto al Norte y era tan grande, y que el Rey de aquella tierra tenia guerra con el Gran Khan, el cual, ellos llamaban Khamí, é á su tierra ó ciudad Faba, y otros nombres muchos; todo esto concebia, Martin Alonso, de los dichos indios que llevaba en su carabela, que no entendia; y es cosa maravillosa como lo que el hombre mucho desea y