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de las Indias.

metiesen á él y á su barquillo dentro, donde le mandó dar de comer pan y miel y de beber vino, y se le hizo todo el regalo que se pudo hacerle, con darle de las cuentas y otras cosas de rescates, y llevólo en la nao hasta cerca de la tierra; y, dice el Almirante aquí, por que dé buenas nuevas de nosotros, y cuando Vuestras Altezas, placiendo á nuestro Señor, envien acá, aquellos que vinieren reciban honra y nos den de todo lo que hobiere. Cerca de la isla, dejólo ir; el cual habia predicado tantos bienes de los cristianos, que llegado el Almirante y los otros navíos, y surgido ya de noche á vista de una poblacion, en toda la noche nunca cesaron de venir canoas llenas de gente á los navíos, trayendo comida y agua, y todo lo que tenian. El Almirante mandaba dar á cada uno de comer y algunas cuentecillas de vidro en un hilo ensartadas, sonajas de laton, que valen en Castilla un maravedí, y agujetas, todo lo cual tenian por cosa celestial. A hora de tercia envió el batel de la nao á tierra á traer agua, y los indios, con gran voluntad, les mostraron donde la habia, y ellos mismos con mucha alegría traian los barriles á cuestas hasta los bateles, y no sabian en qué hacerles placer. Esta isla pareció al Almirante que era grandísima, porque vido della 20 leguas, y que la entendia de rodear y trabajar de hallar á Samoeto, que, diz que, era la isla ó ciudad donde habia el oro, porque ansí lo decian los indios que traian consigo, de la de Sant Salvador y de la isla de Sancta María; la gente desta isla, que llama grande, á que puso nombre Fernandina, dice que es semejante á la de las islas pasadas, en habla y costumbres, puesto que, diz que, le parecia más doméstica y de más trato, y más sotiles, porque los via mejor regatear sobre los precios y paga de las cosillas que traian que los que hasta entónces habia visto. Halló tambien que tenian paños de algodon hechos como mantillas, y la gente, diz que, más dispuesta, y las mujeres tienen por delante su cuerpo una cosita de algodon que escasamente les cubre sus vergüenzas. Cerca deste paso, como el Almirante andaba de corrida por estas islas, no alcanzaba del todo la manera del traje destas gentes. Esto es ansí, que