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PRÓLOGO.

hasta el fin, observó Cortés, se hallará que apénas podremos encontrar otro en la antigüedad que le haga ventaja; pues por las propias cartas en que, como otro Julio Cesar, escribía los Comentarios de sus acciones, aparece con quanta premeditacion las disponia para encaminarlas al acierto. Y no debe creerse, como algunos han pensado, para disminuir el alto merito de Cortés, y con él las alabanzas que se deben á los esforzados Españoles que le acompañaron, que la guerra se hizo á unos Indios cobardes, simples, ignorantes, sin ingenio, ni habilidad, ni modo de vivir. Por las memorias de aquellos tiempos debemos estar persuadidos que ellos ántes del descubrimiento estaban diestros en la guerra, por las que unas provincias traían con otras. Despues que pasaron á las Indias nuestros Españoles, y comenzaron á entrar en campo con ellos, salieron tan esforzados y valientes, que se podían comparar con los soldados Européos mas prácticos: porque los Indios ni en fuerzas, ni en valor de ánimo, eran inferiores á los demás; y el pelear en defensa de su religion, patria y libertad, les infundía mayores ánimos. Tales eran los enemigos que tuvo que vencer Cortés, y tales las acciones que para el logro hicieron los Españoles.

Muchos han sido los que se han dedicado á perpetuarlas en la memoria de los siglos. El mismo Cortés, que las executó nos las dexó escritas con