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Luego de haber trazado el camino que miiriala Isabela al castillo de Santo Tomas, instalo en él cincuenta y seis hombres escojidos, y algunos caballos, bajo las órdenes de Pedro Margarit, caballero del orden de Santiago, padre de familia, sin fortuna, y que Colon habia recomendado á los reyes; circunstancia digna de notarse, porque este oficial ingrato y rebelde fue uno de los principales causantes de las desgracias de la colonia y de los aprietos del almirante.


II.


De vuelta en la Isabela no habia descansado de sus fatigas, cuando un mensaje de Margarit le hizo saber que Caonabo se aprestaba á sitiarlo. Sin inquietarse, porque conocia la debilidad de los indios, y su terror á los caballos y á las armas de fuego, le mando no obstante un refuerzo de setenta hombres con víveres. Hecho esto, se ocupó de activar la conclusión de la Isabela. La fecundidad de su suelo parecia increíble. Las verduras nacian en tres dias, y maduraban en tres semanas. El 30 de Marzo, dia de la pascua, un hortelano llevó al almirante espigas de trigo en sazón, sembrado á fines de Enero. Estaban seguros así de conseguir dos cosechas al año; pero esta esperanza por mas grata que fuera, no podia remediar los males presentes. La fiebre hacia estragos, los trabajadores mas robustos, agoviados por las faenas, se desanimaban y decaían; los hidalgos