América se conocia de antes, y el 1 de Abril de 1786 dirijió desde New-York una memoria sobre el asunto al célebre Franklin. Al año siguiente, en las observaciones y adiciones materialistas de la traducción de las Memorias filosóficas de Ulloa, se resucitaron las añejas acusaciones de los enemigos del virey de las Indias, y se calificó de navegante[1] al célebre cuanto desconocido piloto que le confiara sus planos. Otros, no limitándose á despojarle de su conquista, pusieron en tela de juicio su estudio y sus meditaciones. Todos sabemos que la primera observacion de magnetismo terrestre se hizo en la brújula el 13 de Setiembre de 1492 por Cristóbal Colon; pero Fontenelle en su Historia de la real academia de ciencias, no vacila en atribuirla á Sebastian Cabot, que no salió hasta el de 1497, ó al diepes Grignon, posterior en treinta y ocho años al último.
El ningun aprecio en que se tuvo al almirante, la incertidumbre en que se estaba sobre su oríjen, su patria y sus hechos fueron causa de que se hablase de él á la ventura, sin darle importancia, y de que los hombres mas graves no procurasen en manera alguna ser exactos al narrar los sucesos de su vida. Montesquieu condena en su Espíritu de las leyes á los que se lamentaron de que Francisco I no hubiera provisto de bajeles á "Cristóbal Colon, que le ofrecia las Indias."[2] Sin duda no se acordaba de que América estaba descubierta veintitres años antes de que Francisco I subiera al trono. Un majistrado contemporáneo nues-