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CAPITULO IX.


I.


El Viérnes 14 de Enero se dió á la vela el almirante, y de paso puso nombre á los cabos Baupres, del Anjel, Redondo, Frances y Buen Tiempo, á la punta de Fierro y á la montaña de Plata. A medida que continuaba costeando la isla Española, no podia menos de estrañarle sobre manera su estension.

Deseoso de procurarse víveres frescos envió á tierra un bote, cuyos tripulantes dieron con unos hombres armados de flechas y con los cuales entraron en relaciones, decidiendo á uno de los guerreros á seguirlos en la carabela. Era un salvaje desnudo completamente, con la cara de feroz aspecto y pintarrajada de negro, y cuyos cabellos largos y atados á la espalda iban adornados de plumas. Por su belicosa catadura, tono resuelto y repugnantes facciones imajinó Colon que seria uno de aquellos Caribes antropófagos de que habia oido hablar, y le preguntó si era canibal. Respondióle que nó el guerrero y le mostró con el dedo al E. la dirección de la tierra habitada por los de esta raza. Después de haberlo interrogado sin gran provecho le hizo dar de comer, le regaló algunas bujerias y lo envió á la playa invitándolo á que si tenia oro lo trajera. En el momento en que la embarcacion ganaba la orilla se ocultaron detras de los árboles sobre sesenta indíjenas que á las primeras palabras de su compatriota depusieron entre el follaje parte