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je con lo sublime del asunto, al volver contra sus adversarios las mismas citas con que creyeron condenarlo. La digna actitud, tomada por Colon ante la Junta, hizo que muchos de los concurrentes se sintieran atraidos hácia él, y que el catedrático de filosofía de San Estéban, Fr. Diego de Deza, saliera en su defensa, y ganara á su causa á los primeros maestros de la Universidad.

Colon tenia en su favor, la calidad ya que no la cantidad de los votos; pero los espíritus timoratos y los escolásticos pertinaces encontraban en estremo presuntuoso, el que un marino hablara contra la opinion de san Agustin y de Nicolas de Lyra. Se difundió en esto un vago rumor, que hubiera sido peligroso en un pais, en que la inquisicion acababa de establecerse, y desplegaba la grande actividad que le permitian sus facultades; mas felizmente, el nuncio monseñor Scandiano supo lo que ocurria, como tambien el ex-nuncio; y su hermano Alessandro Geraldini se apresuró, para prevenir el mal, á solicitar una audiencia del cardenal Mendoza. Poco le bastó para demostrarle, que por mejor comentador que fuera Nicolas de Lyra, y por mas elevada y grande que fuese la filosofia y la santidad de san Agustin, no podian hacer ley en materia de jeografia y navegacion; ciencias estrañas á sus tareas.[1] La opinion del legado, de los Geraldinis y del gran cardenal, lo mismo que las simpatias de Diego de Deza, y de algunas notabilidades de la ciudad neutralizaron el efecto de las pérfidas insinuaciones, que traian receloso al Santo Oficio.

  1. "Ego qui forte juvenis retro eram, Didacum Mendozam, sanctæ Romanæ Ecclesiæ cardinalem hominem genere integritate, prudentia, rerum notitia, et omnibus preclaræ naturæ ornamentis illustrem petii. Cui cum referrem Nicolaum á Lyra, virum sacræ theologiæ exponendæ agregium fuisse, et Aurelium Augustinum doctrina et sanctitate magnum, tamen cosmographia caruisse, etc." Itinerarium ad regiones sub œquinoctiali plaga constitutas. Alexandri Geraldini, Amerini episcopi civitatis S. Dominici, etc., lib. XIV.