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con uno de los principios más elevados de la civilización anahuaca, que es la de compartir la responsabilidad con la divinidad en cuanto a “Mantener y humanizar al mundo”.

La educación que recibían los antiguos mexicanos, desde la casa, el calpulli, el templo y la escuela estaba sustentada en sólidos principios éticos y morales, pero fundamentalmente se les educaba para servir a la comunidad.[1] En efecto, el servicio a la comunidad como la acción de mayor reconocimiento social, explica en gran parte la continuidad de las culturas y la dimensión monumental de sus obras. Es muy importante apuntar este valioso hecho que sigue vivo, como una herencia cultural, en las comunidades indígenas y campesinas del México contemporáneo. Educarse para servir y mandar obedeciendo legados irrefutables de nuestra milenaria herencia cultural indígena.

“Existían en México muchos calmécac, cada uno de ellos anexo a un templo determinado. Su administración y la educación de los jóvenes o de las doncellas dependía del Mexicatl Teohuatzin, -vicario general- de la iglesia mexicana. Por el contrario, cada barrio tenía muchos telpochcalli, cuya administración corría a cargo de los telpochtlatoque, -maestros de los mancebos-, o si se trataba de mujeres, de las ichpochtlatoque, -maestras de las doncellas-, que son funcionarios laicos y no religiosos.” (Jacques Soustelle. 1955)

En la actualidad, es muy común que se confunda la educación con la instrucción. La educación es un proceso que se inicia con el nacimiento y termina con la muerte. La educación comprende la trasmisión de valores, principios, sentimientos, actitudes, que les permiten a las personas orientar su vida de manera integral a través del “equilibrio”. La instrucción o educación académica en cambio se desarrolla en un periodo determinado de vida y consiste en la trasmisión de una serie de conocimientos que le permiten al estudiante insertarse en la vida productiva de la sociedad y lograr la autosuficiencia.

Muchos de los herederos de la cultura de los Viejos Abuelos no han podido ir a las escuelas a “instruirse” y otros no saben leer ni escribir,


  1. Ver: “Pedagogía Tolteca”. Guillermo Marín. www.toltecayotl.org sección libros.

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