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invasión en tanto se “liberaba” a los naturales de su demoníaca religión y se les salvaba el alma, incorporándolos al seno de la iglesia católica.

La abstracción religiosa.

Un ejemplo de esta avanzada visión religiosa lo podemos observar en una celebración que tenía en una ceremonia que desde los olmecas hasta los aztecas se repetía exactamente cada 52 años.

Una asombrosa medida que impedía el fanatismo y el culto a los objetos, manteniendo al pueblo sin la carga aberrante de las supercherías y la idolatría. Nos referimos a la Ceremonia del Fuego Nuevo que se celebraba cada “Atado de años” y que entre todos los rituales se requería que los habitantes de todas las comunidades, grandes y pequeñas, tenían que subir cargando a un cerro tutelar todas sus “reliquias religiosas” que se habían acumulado a lo largo de 52 años, tanto en los templos como en las casas.

Estas figuras hechas en barro y diversos materiales pertenecían a las diferentes formas en las que se representaba la divinidad suprema y sus diversas advocaciones o “dioses menores”. Las piezas eran destruidas el último día antes de que terminara el ciclo cósmico, ya que si salía el sol al otro día, estaban garantizados otros 52 años más de vida del Quinto Sol. Así que no sólo se iniciaba un fuego nuevo, sino también se construían nuevas representaciones de las deidades para iniciar un nuevo ciclo sin cargar con “reliquias” que fanatizaran al pueblo y que desvirtuaban el sentido abstracto de la divinidad. Es impresionante entender como con una tradición religiosa de una civilización extremadamente mística y espiritual, impedían que los pueblos se fanatizaran y convirtieran en fetiche los objetos del culto religioso, manteniendo en el plano abstracto la divinidad suprema. Los Viejos Abuelos comenzaron a ser idólatras justamente con la imposición de la religión católica, pues ahí es donde nace la devoción a las imágenes.

De esta manera, podemos afirmar que esa divinidad suprema, que no tenía nombre, ni podía ser representada, vista o tocada, se manifestaba en el universo, la naturaleza y en los grandes         78