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de sabiduría y experiencia es lo que nos hace ser anahuacas o “Mexicanos” como nos “bautizaron” los criollos desde 1821.

La educación como esa riquísima experiencia que ha sido seleccionada y sistematizada a lo largo de cientos de generaciones. No todos los pueblos del mundo poseen esta experiencia que hoy englobamos en el llamado “Patrimonio Cultural”. Los pueblos que surgen de las milenarias civilizaciones que se han llamado “Madre”, son los que han logrado sistematizar e incorporar a su “Ser” esta sabiduría de vida. Y si para la cultura occidental el vértice superior de su conocimiento se encuentra sustentado en el dominio del mundo material, para la civilización del Anáhuac el vértice superior de su conocimiento se encuentra en la posibilidad de liberar el espíritu de la materia. Esto es lo que nos une a todos los pueblos de origen anahuaca y nos hace culturalmente tan sensibles a los aspectos místicos y espirituales de la vida. Para concebir nuestra antigua cultura, debemos de pensar que nuestros Viejos Abuelos vivieron en sociedades escolarizadas por más de treinta siglos.

Para descolonizar nuestra historia debemos de dejar de vernos a nosotros mismos como los extranjeros nos describieron, en tanto a sus intereses, concepción e ideología: como una serie inconexa de islas culturales “primitivas”, que nada tienen que ver las unas con las otras. Siempre nos han investigado por nuestras diferencias y no por nuestras semejanzas; las cuales son mayores. Los olmecas tenían mucho que ver con los procesos de desarrollo cultural desde la invención de la agricultura hasta la conformación de las primeras aldeas; y al mismo tiempo las culturas posteriores con los olmecas y los mexicanos de hoy en día, con los ocho mil años de desarrollo cultural que ha producido el ser humano en el que hoy es nuestro territorio.

Para entendernos como civilización, debemos de tomar en cuenta que en el Anáhuac durante por lo menos 3000 años se mantuvo un sistema escolarizado en el que vivieron nuestros antepasados de generación en generación de manera ininterrumpida y sistemática y que ciertamente, ha sido truncada estos últimos cinco siglos por la colonización, pero         34