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La primera idea fue que los indígenas no eran “seres humanos”, sino animales. La segunda, que al estar ausentes del Dios europeo y la religión católica, eran producto del demonio. Tercera, que lo “Universal Humano” es para el europeo su cultura y él mismo; por lo que los indígenas y su cultura resultaban inferiores. Cuarta, desde sus mismos orígenes, los pueblos europeos han vivido en un mundo de amenazas, rivalidades, guerras, invasiones y saqueos; por lo que el “derecho de guerra y conquista” era el que tenía el pueblo vencedor de hacer uso en provecho y beneficio, indistintamente de los hombres, tierras y propiedades del pueblo conquistado.

“Las personas y bienes de los que hayan sido vencidos en justa guerra pasan a los vencedores. Los vencidos en justa queden siervos de los vencedores, no solamente porque el que vence en alguna virtud excede al vencido, como los filósofos enseñan, y porque es justo en derecho natural que lo imperfecto obedezca a lo más perfecto, sino también para que con esta codicia prefieran los hombres salvar la vida de los vencidos (Que por esto se llaman siervos: “se servare”) en vez de matarlos: por donde se ve que este género de servidumbre es necesario para la defensa y conservación de la sociedad humana...” (Juan Ginés de Sepúlveda. 1490-1573)[1]

La civilización europea tiene sus bases en el pensamiento judeocristiano, la cultura grecolatina y la cultura germánica. Del primero se desprende que, “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza y lo hizo para gobernar sobre los seres y las cosas, usando al mundo y matando a los animales en su provecho”. De la segunda se argumenta, “El hombre grecolatino” tiene como misión: que debido a su supuesta “superioridad racional”, debe dominar, transformar y explotar a la naturaleza”. De la tercera se inspira la pasión y vocación militarista, que se torna agresiva, con su perpetúa voluntad de dominio, alimentada por sus voraces impulsiones explotadoras, desde sus más remotos orígenes, hasta nuestros días. Por lo tanto, los
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  1. Juan Ginés de Sepúlveda (Pozoblanco, Córdoba, 1490 – 1573) fue un “humanista”, filósofo, jurista e historiador español del siglo XVI. Su interés por Aristóteles le llevó a traducir su Política (1548), y la defensa del sometimiento de las culturas inferiores que contiene este libro le influiría después a la hora de sostener la legitimidad de la Conquista de América en función de infundir a los indios una cultura superior y cristiana. Escribió el “Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios”.

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