ella han intervenido muchas culturas diferentes en tiempo y espacio. Sin embargo, en todo este tiempo existió una matriz filosófico-cultural que unió indisolublemente a los pueblos del Anáhuac y a nosotros, los mexicanos del siglo XXI, pese a nuestra amnesia histórica y cultural, como la continuación de su obra y de su legado. Sólo en las mentes colonizadoras no es posible que exista esta continuidad histórica y cultural. Los colonizadores han creado nuestra ficticia pero dolorosa orfandad cultural para poder seguir explotándonos y depredando nuestro patrimonio natural.
Necesitamos urgentemente reconstruir, repensar y reinventar nuestra propia historia. Sin miedo a las "vacas sagradas", a la anquilosada academia y a los "intelectuales orgánicos". La historia es de quien la crea, no de quien la "investiga". La historia de México debe volver al pueblo de México. La historia es para ser contada y sentida por el pueblo.
Pero por más difícil que se presente esta iniciativa, ahí están las piezas de un rompecabezas; dependerá de la sensibilidad, creatividad y fuerza espiritual de quien pretenda intentarlo. Los Viejos Abuelos y su legado de sabiduría viven en lo más profundo del alma y del corazón de los hijos de sus hijos, los mexicanos de hoy. 17