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Pero al mismo tiempo, los Viejos Abuelos dividen al ser humano en dos mitades longitudinales, también a partir del ombligo. De lo que resulta que tenemos una parte derecha o “tonal”, que está asociada al mundo conocido, la parte masculina, al día, el sol, lo caliente y específicamente a la racionalidad. La parte izquierda se llama “nagual” y está asociada al mundo desconocido, a la parte femenina, a la noche, a lo frío, a la luna y a la parte intuitiva.

“La primera gran sección del cuerpo humano se produce a la altura del obligo... Es posible la existencia de una antigua equiparación entre esta división del cuerpo en dos partes y algunos elementos míticos. Partamos de una triple correspondencia entre cosmología, la organización política y la división corporal. Según el mito, el monstruo cósmico originario fue segmentado por el centro de su cuerpo para con ello dividir los sectores que constituían el cielo y la tierra... La segunda sección del cuerpo lo divide en parte derecha y parte izquierda... No debe extrañar que en algunos casos la fuerza sobrenatural de los seres humanos señalados por los dioses se creyera ubicada en el lado izquierdo del cuerpo... Lo anterior sugiere que, así como el uso de la mano derecha estaba más ligado a las actividades cotidianas, sobre todo a las que exigían destreza, la izquierda se ligaba en forma más estrecha al mundo de lo sobrenatural... Por último, es necesario mencionar que el punto central del cuerpo, la región del ombligo, es uno de los más importantes en el pensamiento mágico, ligado a la idea del punto central de la superficie de la tierra, la casa del dios del fuego, sitio por el que el eje cósmico permitía la comunicación con el cielo y con el inframundo.” (Alfredo López Austin. 1980)


El ser humano queda dividido en cuatro partes y representan los cuatro puntos cardinales o rumbos de la existencia. Sin embargo, existe un quinto punto, una quinta dirección: EL ARRIBA Y EL ABAJO. Lo que se eleva trascendiendo el plano humano si se logran unificar en equilibrio el par de opuestos complementarios. Y lo que se degrada y cae, si se pondera con exceso cualquiera de los cuatro elementos sobre los restantes.

La Ley del Centro o Quincunce.         135