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Fue lo que sobrevivió a las reformas ideológicas, filosóficas y religiosos que hicieron los mexicas ordenadas por Tlacaelel, y finalmente, fue a lo que salvaron los tlamatinimes de la implacable destrucción que realizaron los españoles. Incursionar en la recuperación de la filosofía del México antiguo, es la búsqueda de valores y principios que están presentes y fraccionados en casi todos los aspectos de su forma de entender la vida y el mundo, es una tarea ineludible para reconocer nuestro propio rostro. Para ello necesitamos dejar de vernos a nosotros mismos con los “ojos del colonizador” y buscar recuperar el “espejo humeante” de Tezcatlipoca, para reconocer nuestro propio rostro y nuestro corazón verdadero.

Uno de los pilares de la colonización es, aceptar sin cuestionar que por decreto, “todo lo antiguo es primitivo”. La visión occidental de la evolución de la humanidad es lineal. En esa visión, ellos se ponen a la cabeza y todo lo pasado resulta primitivo sin ningún cuestionamiento. El ser humano ha ido “progresando” de menos a más y los países del primer mundo, abanderan “la evolución y el progreso de la humanidad”. Sin embargo, esto es muy cuestionable y existen muchos conocimientos científicos modernos, que occidente a “encontrado” recientemente “en las civilizaciones del pasado”. El eterno retorno.

Creemos seriamente, sin entrar a elucubraciones fantásticas, que el conocimiento que tenían los Viejos Abuelos sobre la percepción de: la energía, del universo como un sistema de campos energéticos, del ser humano como un preceptor y generador de energía, así como de los fenómenos que emanan de su vibración, resultan casi totalmente desconocidos para “la ciencia oficial” de la cultura occidental. Por eso les resulta a los arqueólogos tan difícil explicar el uso “lógico occidental” de las llamadas “zonas arqueológicas”, del período Clásico, que por la prepotencia e ignorancia colonizadora las han tratado de convertir en “ciudades, palacios, fortalezas y centros ceremoniales”. Muy poco se sabe del período Clásico y los mínimos datos que se obtienen, son “interpretados” por los arqueólogos extranjeros y sus ayudantes mexicanos, en la concepción occidental de la “evolución”. Tratan de “calzar a fuerza” a una civilización totalmente diferente, que no han entendido en lo más mínimo en estos 500 años, y que la siguen comparando tercamente de acuerdo a los procesos de desarrollo de la         108