“Quién soy yo, de dónde vengo y adónde voy”. Hurgar en el tiempo mítico para darse una respuesta convincente, que los afirme en el presente, que explique su devenir satisfactoriamente. Que defina su responsabilidad, su ser y su estar en un momento dado, su vinculación con la naturaleza, con el universo y con lo inconmensurable. Y como todos los pueblos, que escudriñe la realidad que existe más allá de la muerte.
“Sólo venimos a dormir,
sólo venimos a soñar:
¡No es verdad. No es verdad
que venimos a vivir a la tierra!
Como hierba en cada primavera
Nos vamos convirtiendo:
Están reverdeciendo, echa sus brotes,
Nuestro corazón.
Algunas flores producen nuestro cuerpo
Y por allá queda marchito.”
(Ms. Cantares Mexicanos.)
De esta manera, los seres humanos crean la filosofía al dar respuesta a estas preguntas básicas de la existencia. Todos los pueblos del mundo, cuando han logrado satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia, inmediatamente buscan encontrar el significado de su existencia.
“¿He de irme como las flores que perecieron?
¿Nada quedará de mi nombre?
¿Nada de mi fama aquí en la tierra?
¡Al menos mis flores, al menos mis cantos!
Aquí en la tierra es la región del momento fugaz.
¿También es así en el lugar
donde de algún modo se vive?
¿Hay allá alegría, hay amistad?
¿O sólo aquí en la tierra
hemos venido a conocer nuestro rostro?”
(Ms. de Cantares Mexicanos)
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