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11. LA FILOSOFIA.

La filosofía es la base de cualquier civilización. La estructura fundamental de la sociedad se encuentra en una compleja explicación, que le da significado y sentido a la vida y al mundo. Para el caso de la civilización del Anáhuac, es el punto en el que existe la mayor intolerancia y cerrazón del colonizador de ayer y de hoy. Pocos son los autores que en nuestros días se han planteado la existencia de un complejo y profundo sistema de ideas del mundo y de la vida, que expliquen cabalmente la existencia del ser humano, la vinculación con la naturaleza, el cosmos y sus creaciones materiales, y fundamentalmente, el camino para encontrar la trascendencia espiritual de su existencia a partir de la conciencia. Carlos Lenkersdorf es uno de esos pocos investigadores que ha ido humildemente a aprender de los pueblos anahuacas, en este caso de los tojolablaes:

“La lengua, pues, toma el lugar del discurso o tratado filosófico. Tenemos que profundizar en el idioma, igual que profundizamos en un tratado. La explicación tiene que seguir las veredas estrechas, sinuosas, a veces apenas visibles o interrumpidas a veces para descubrir el filosofar de una cultura, de un pensar y actuar no-occidentales. Lo llamamos FILOSOFAR, porque Grecia no ha sido la cuna de toda clase de filosofía, ni tampoco el manantial de la cultura universal. El filosofar a la griega, que de maneras diferentes ha conformado el filosofar occidental, tiene que reconocer que hay muchas maneras de ser “amigo de la sabiduría”, que se traduce al tojolabal como “tener corazón ya” (´ayxa sk´ujol). Es una filosofía corazonada, tal vez mejor dicho cordial, y no tan intelectualizada, sin que se rechace el pensar.” (Lenkersdorf. 2005. p28)

Hoy en día, el Dr. Carlos Lenkersdorf enseña a los jóvenes en la UNAM la Toltecáyotl a “la manera tojolabal” en pleno siglo XXI y como él, algunas otras personas luchan en contra de la colonización intelectual que niega a la civilización del Anáhuac, la posibilidad de tener una filosofía propia. Sin embargo, la forma de “sentir, ver y escuchar al mundo” que se desarrolló durante siete milenios y medio en el Cem Anáhuac no ha desaparecido ni remotamente. Sigue viva y se manifiesta en muchas actitudes y sentimientos de los ahora llamados         103