otras legumbres que la tierra daba de suyo, ó con poco beneficio de los naturales; que como todos ellos no pretendian mas que el sustento de la vida natural, se contentaban con poco. En muchas provincias fueron amicisimos de carne humana, y tan golosos que antes que acabase de morir el Indio que mataban, le bebian la sangre por la herida que le habian dado, y lo mismo hacian quando lo iban desquartizando, que chupaban la sangre, y se lamian las manos, porque no se perdiese gota de ella. Tuvieron carnicerias públicas de carne humanas: de las tripas hacian morcillas y longanizas, hinchéndolas de carne por no perderlas. Pedro de Cieza, capítulo veinte y seis, dice lo mismo, y lo vio por sus ojos. Creció tanto esta pasion, que llegó a no perdonar: los hijos propios habidos con mugeres estrangeras de los que
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Historia general