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BREVE RELACION

criar, ſe ven oy cubiertos los campos con ſu multiplico.

Dizen mas que llegando a eſta, que llaman, bella Ysla, hallaron vn puerto muy acomodado para el ſeguro delas naues, cuyo fondo le hallaron de treinta, y quarenta braças, la playa arenoſa, y continuo con ella vn hemoſiſſimo valle, por donde cruçauan entre viſtoſas, y loçanas arboledas jabalies, y otros varios generos de fieras, q̃ no pudieron diſtinguir bien por la gran diſtancia, en que ſe vian. Sobre todo alaban vna fuẽte, que de vnos altros montes ſe deſpaña en el mar por varios canales, que cauſan muy agradable viſta, cuyas aguas ſon muy regaladas, y dulces; vieron aquií gran muchedumbre de Lobos, y maior de peçes, que peſcaron en grande abundancia, como apuntamos en ſu lugar. Finalmente quedaron tan enamorados dela Ysla, por las buenas calidades, que luego alas puertas vieron en ella, que dizen, que la dexaron de muy mala gana, porque los apretaua el tiempo no dudo que ſera muy apacible eſte eſtalaje, porque ſu temple, y propriedades ſeran muy ſemejantes alas de Valparaiſo, y Santiago, por eſtar caſi en la meſma altura al Occidente, y no dexaran de poblarſe eſtas Yslas con el tiempo, quando apretados los Eſpañoles, que han poblado en tierra firme cõ el mucho numero de gente, que cada dia ſe va aumentando en ella ſe hallen obligados a ſalir fuera a buſcar el deſahogo. Por aora ſolo van de quando en quando a peſcar para embiar al Perù abundancia de peſcado, que alli mas que en ninguna otra parte hallan.

De otra armada de Olandeſes cuyo General fue Iorge Spilbergio, refieren los meſmos Autores que llegaron ala Ysla dela Mocha, cuya coſta Septentrional hallaron llana, y baxa, y la Auſtral rodeada de eſcollos. ſaltaron en tierra, y el agaſajo, y regalo, que hallaron en ella delos Indios que la habitan, que ſon muy nobles, y de muy buenos naturales, es argumento dela fertilidad, y bondad de eſta Ysla, donde hauiendoſe refreſcado la armada muy a placer, ſe proueyò de grande abundancia de Carneros, que los ay alli muy grandes, y muy buenos, de Gallinas, hueuos, caza, y frutas dela tierra, cor eſto hauiendo feſtejado los Olãdeſes alos Indios, que lleuaron a ver ſus nauios, moſtrandoles ſu artilleria, y la ſoldadeſca pueſta en orden, dandoles delas coſas de Europa, ſombreros, hachas, veſtidos, y otras coſas de ſu eſtimacion, y hauiẽdolos buelto a tierra, haziendoles ſalua Real. Vltimamente les hizieron los Indios ſeñas con las manos, para que le voluieſſen a ſus nauios, y ſe fueſſen, como lo hizieron.

Differente fue la acogida, que hallaron en la Ysla de Sancta Maria, donde ſaltando en tierra el Vicealmirante, y combidado delos Indios a comer con otros delos ſuyos, eſtando ya para aſſentarſe ala meſa, vieron deſdelos Nauios, que venia ſobre ellos vn grande Exercito, auiſaronles, y tuuieron tiempo de retirarſe al puerto, y embarcarſe, como lo hizieron. hauiendoſe proueydo de haſta quinientos carneros, y otros regalos, porque la Ysla es muy fertil de pan, legumbres, Gallinas, hueuos, peces, y otros generos; de lindo, y agradable temple, eſtà dela Concepcion trece leguas al ſu dueſte quarta al Sur, en treinta y ſiete grados, y veinte minutos, y de Arauco eſtà ſolas tres leguas, por lo qual han dicho algunos, que antiguamẽte parece que eſtuuo eſta Ysla continuada con la tierra frme, y que con el tiempo ſe abrio aquella boca, que la diuide dela grande enſenada de Arauco.

Delas demas Yslas haſta el eſtrecho ay poco, que dezir en particular, mientras Nueſtro Señor no es ſeruido de q̃ las pueblen los Eſpañoles, y con ellos entre la fee para ſaluacion de tantas almas, como en ellas perecen; que con eſta ocaſſion le podra ſaber lo proprio de cada vna, y entre tantas no dexarà de hauer coſas muy notables. ſolo ſabemos haſta aora que en la nauegacion, que Pedro ſarmiento hizo del Perù a Eſpaña, embiado por el Virrey a caſtigar a Franciſco Draque por el atreuimiento que tuuo de entrar a infeſtar aquellas coſtas; y endo la buelta del eſtrecho de Magallanes, antes de llegar a el, toparon vn grande archipielago, donde contaron en cinquenta grados, ochenta Ystas, alas quales fue poniendo ſus nom-
bres