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DEL REYNO DE CHILE

fanado las reliquias de eſte gran pal triarca, y los muchos niños, que han fa. cado a luz, eſtãdo ya ſus madres para morir de dolores de parto, fuero notables caſos los ſiguientes. Huuo cierta Yndia, que deſtituida no ſolo de ſacerdote, que la confeſſara, ſino tambien del vſo de todos ſus ſentidos hauia eſtado dos o tres dias luchando con la meſma muerte. Succedio que llamado vno de nueſtros Padres para otro, que tambien ſe eſtaua muriendo y viuia cerca del lugar donde eſtaua la ſudia con tanto deſamparo, deſpues de haverle conf eſtado ſupo muy a caſo el extremo peligro dela India, y partiendo ſe alla con mucho zelo de ſu ſaluacion, la hallo ſin ſentido, y laſtimandoſe grandemente de ſu deſgracia dixo a no ſe que ſoldados, que por dicha ſe hallaron alli, que eſtaua concluyda la perdicion de aquella miſerable,ſi todos hincados de rodillas no hazian instante oracion por ſu alma. Affi lo hizieron todos compadecidos, y el Padre poniendo con mucha deuocion ſobre el pecho dela erſerma vnas reliquias de nueſtro Padre ſan Ignacio pidio con gran. de afecto ſu fauor, y ayuda, todos le aco pañaron, e muocaron el nombre de nue. ſtro ſanto, y no ſin fruto, porque luego que pidieron ſu fauor tres vezes, la que al parecer difunta hauia eſtado tres dias ſin habla, y ſin ſentido, començo de repente) a hablar, y haziendo, que le ſalieſſen todos, ſe cõſe ſsò con el padre may deſpacio y con notable agradecimiẽto al ſanto de quien confefſaua hauer recebido tan fo berano beneficio. Semejante fue el caſo que paſsò aun Cacique, el qual como vinieſſe cierto dia a vn lugar donde los nueſtros eſtauan en miſſion, y fueſſe reprehendido de vno de ellos por ſer muy perezoſo en el negocio de ſu ſaluacion, por ſoſpecha, que con füdamento tenia el Padre de que años hauia no recebia ningun Sacramento dela Ygleſia El Indio por entonces deſprecio ſus ſaludables confeios; poco deſpues voluiendo bueno, fano, y con enteras fuerzas de repente cayo en el ſuelo deſmayado, y eſtando como muerto algun eſpacio de tiempo comenzò con gran furia a rebolcarle por la tierra, a crugir los dientes, y dar horrẽdas, y temeroſas voces. Los nueſtros, que preſentes eſtauan colgand o del cuello de aquel miſerable vnas reſquias de nueſtro ſanto Padre imploraron con notables anfias ſu ayuda. Oyoles muy en breue el glorioſo ſanto, y alcanzãdo de ſu diuina Mageſtad en medio de tã eſtraña rabia gran fofiego, dio a aquel pobre Indio remedio, y lugar de confeſſarſe y pedir miſericordia como lo hizo de ſus pecados. CAPITVLO XXHI Delo que la anua de treintay cinco, y treinta y ſeis refiere de eſta meſma of miſſion de Chilo. R

Efiero en eſte capitulo lo que la anua de treinta y cinco, y treinta y ſeis nos cuenta de eſta glorioſa miſſion de la qual dize aſſi ſLlego cõ guſto a eſta refidencia, porque llegar a ella es llegar a vna miſſion, que abſolutamente es de las mas Apoſtolicas, que tiene en el mundo la Compañia, y tal que. los muy aficionados à trabajos tendran en ella tantos, y tan continuos, que ſatisfagan bien à ſu deſeo, y aun neceſſitatan de mayores auxilios, que los ordinarios de nueſtro Señor para lleuarlos: porque eſà diuidida en dos ſuertes de Eſpañoles, y en vn archipielago de mu. chiſſimas Islas diſtantes vnas de otras, y los habitadores dellas tan deſamparados, que en lo natural parece, que les fue madraſtra la naturaleça, por la mucha falta, que tienen de abrigo, y de comida, que ſolo ſe ſuſtentan con algun mariſco, y con vnas rayzes de la tierra, ſin ſaber que coſa es trigo, ni otro mantenimiento mas regalado: y en lo eſpiri. tual ſi no tuuieran a nueſtros miſſione. ros, apenas vieran vn Sacerdote en muchos años. Los mares ſon inquietos, Vorraſcolos, y ſugetos, à las furias de los vientos. Las embarcaciones vnas piraguasta pequeñas, y fragiles, q̃ ſolo verlas, y mirar las olas del mar, g nauegan cauſa tanto temor, que ſolo puede vencerlo vn Apoſtolico zelo de las almas. En ſin los Padres tantas vezes offre
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