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BREVE RELACION

dan los Yndios a oyr la palabra de Dios al ellas vn ſtruyerſe los adultos, baptizanſe muchos niños, confiefanſe, y reciuen los Sacramentos, por mano delos de la Com pañia, no hauiendo otros que acudan aſu deſemparo eſpiritual. No tienen tan arraygado como los de Arauco el impedi mento de las muchas mugeres, conque ſe facilitan ſus baptiſmos. Dize el Superior de aquella miſſion en vn Capitulo de vna carta, que hablando con vn Cacique del partido, y ſuerte de Calbuco, y reprehendiendole el poco cuydado, que tenia en aprender las coſas de Dios, le reſpondio con gran ſentimiento: Padre no te eſpantes, que oluidemos los miſterios de la fee, pues entre tanta gente a penas nos cabe oyr vna ſola vez la dotrina chriſtiana en cinquenta años, y ſi los Eſpañoles las oyen tantas vezes, y apenas la ſaben, o alo menos hazen muchas coſas contrarias alo que nos en ſeñas, que mucho, que noſotros oyendolas tan a deſſeo, no las fepamos bien, y faltemos muchas vezes? En eſta miſma carta concluye el Padre pidiendo ahincadamente, le ſocorra con fujetos apropoſito para lleuar tan grande carga: Pluuieſe, dize, ala diuina bondad por la precioſa ſangre de Iefu Chriſto, nos aumentaſſe los obreros inconfufibles dela Compañia en eſta triſte tierra, donde tan eſtrema neceſſidad ay de ſu feruoroſa ayuda, y en eſpecial en eſte partido de Cal bucò, que es excelente affiento, y eſtà en comedio para acudir alos Eſpañoles, y en eſpecial alos Indiostan faltos de quien ſe duela de ſus pobres almas, enderezandolas al Cielo. Confio en la diuina prouidencia ha de ſocorrer el deſamparo deſta miſerable gente, embiandoles obreros, que les ayuden a confeguir ſu ſaluacion. Pafſando vno delos Padres que eſtà en eſta miſſion por vna Ysla, que dizen dela Mocha, quedò muy aficionado alos buenos naturales, que habitan aquella Ysla, y hallò muy copioſa mies, porque en treinta y vno Caciques eſtaran repartidas 3000. almas, aquienes no ha llegado la luz del ſanto Euangelio,ſino es acafo paf ſando algun nauio para la Ysla de Chiloe tambien me intta encarecidamente focor ra eſta pobre gente, alegandome muchas p razones para que embie dos Padres a a quella miſſion. Por aora eſtoy impoffibislitado, pues rengo los pocos que ay en eſta Prouincia tan llenos de glorioſos empleos. Es pero que V. P. oyga las vozes de tantos hijos, que repetidamente le piden compañeros, que ayuden a glorioſas conuerfiones de gentiles, que cadadia nos vienen alas manos. Ylos pocos que ay en eſta miſſion, acuden a tres ſuertes de Eſpañoles ala ciudad de Caſtro, a mas de quarẽta Ygleſias repartidas por las Yslas de chriſtianos, fuera delas otras que habitan Gentiles, aquien es ſiempre procutan alumbrar con la luz de nueſtra ſanta feebeb a u 4 T 2 1 4

3 No les han faltado alos Padres trabajos, contradiciones, y perfecuciones muentadas por el comun enemigo para impedir el feliz progreſſo, que nueſtra ſanta fee tiene en aquellas Prouincias. Ydexado muchos, ſolo hare mencion de voz, que padecieron vltimamente. Necefitado el Reuerendiſſimo de aquel Obiſpado de Clerigos, q̃ acudieſſen a tener los oficios de curas en aquellos fuertes, ordenò vn Clerigo, que ſolo en eſtrema neces idad podia exercer miniſterios ſagrados. Aduertiole vno delos nueſtros la obligacion que le corria, deſpues manſamente le amoneſtò de algunos intolerables verros, que hazia. ſolo con eſta ocaſion nos cobrò taloxeriza, que para perſeguirnos no dexò piedra que no mouieſſe, publicando muchos males finieſtramente contra la Compañia: Hallò abrigo en el Vicario del Pueblo, blaſonando entrambos, q̃ nos hauian de hechar de toda la tierra, y paſſaron muy adelante en eſta platica. El remedio fue lleuar eſte trabajo con paciecia, teniendo eſte por mejor partido, que defender nos con nueſtros priuilegios que haſta a eſto llego el Enoxo del Vicaio, y del que nos leuantò la perfecucion, por no dar ocaſion al vulgo de algun eſcã dalo. Mas preſto el Señor boluiò por ſu cauſa, porque apenas ſe hauia encendido contra los nueſtros eſte fuego, quando ſe apagò por vna enfermedad, con que apretò al principal motor. En ella con feſsò a vozes nueſtro Clerigo ſus verros, pidiendo perdon con lagrimas de los agra-
uios