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DEL REYNO DE CHILE

PCAPITVLO XX, As cal137 Dela prodigioſa Imagen de Nueſtra Sea Hora, que feve en Arauco. E

N la ribera del mar de aquella par te de Arauco, que ſe llama Tubulia ſe ve vna enfenada, que corona vn collado, o cerro, que alli ſe leuanta de alras, y tajadas peñas, las quales al paſſo, que le diſminuyen en las laderas, y baja. da de eſte monte, le hazen mes os inaccefible, y mas tratable, haſta que vienea remararen vna llana, y apacible colina, que ſirue como de eſtrado ograda a vna peña de haſta dos baras, y media de alto hecha en forma de capilla, o nicho, dentro deſqual ſe ve la prodigioſa Imagen de nucûtra Señora, que va aqui eſtampada cõ ſu preciofiſſimo hijo en los braços. Es de ver la piedra negra, que forma el es bello tendido por la cabeza, y cuello haſta la eſpalda, y la piedra blanca, que repreſenta el roſtro buelto avn lado, y en perfil, de manera, que ſe ve ſolamente vno delos ojos negro con grande proporcion, y hermoſura. El veſtido, o tunica pare ce vn roſal haſta la cintura, y el manto es de color naranjado, y el aforro, que ſe de Icubre, azul, finalmente la Imagen ſe lleua tras ſi los ojos, y admiracion de todos los, que la ven. Hauia mucho tiempo, que la veian. los gentiles en cuyas tierras cae eſte mon te, y peña; pero como barbaros no hauian hecho reflexiò, haſta que aora ocho, o diez años eſtando vn niño Indio con ſu madre cerca de eſta peña, acertò afixar los ojos en ella, y reconociendo la Imagen començò adar voces aſu madre diziendola, mira, mira, que linda Señorà eſta alli con vn niño en ſus braços: llegò la ſudia, y admirada de tanta belleza, publicò a todos lo que hauia viſto. Llegò eſta voz auidos de nueſtros Padres miſſioneros de Arauco, los quales para certificarſe dela . verdad fueron en perſona, y hauiendo vi. ſto por ſus ojos eſta marauilla, quedaron no menos goçoſos que admirados de hanerla viſto, hizieron deſpejar el lugar, q̃ sſtaua todo lleno de matorrales, y eſpitoas, y los Indios llenos de goço, y contento de ver honradas ſus tierras con. tan particular fauor del cielo, prometieron labrar alli vna Ygleſia: y para confirmarlos mas la Virgen ſantiſſima en ſu propoſito, y aficionarlos aſu deuocion, fue feruida de que los Indios començaſſen luego a experimentar ſusfauores, por que la India que deſcubrio, y oublicò eſta Imagen eſtando temoroſa de que le diefſe vna p eſte que corria entonces en aquel la tierra, raſpò vnos poluos de aquella peña, y bebiendolos quedò tan alentad que la ſiruieron como de preferuatiuo, y pudo ſeruir alos de mas apeſtados, ſing la tocaſſe jamas el contagio. El Señor Obiſpo dela Imperial, quãdo llegò aſu noticia eſta marauilla, mandò al Vicario de Arauco, q̃ fueſſe en perſona a certificarſe de ella, como lo hizo, y mandò ſe veneraſſe en filencio haſta que nuestro Señor diſponga las coſas de manera que conuirtiendoſe aquella gentilidad de lugaralas publicas alegrias, y ſolemnidades, que pide tan extraordinario prodigio. Lo particular que cauſa mas admiracionen eſte caſo, no es la aparicion de eſta Imagen en los deſiertos, e incultos mon tes, donde no fabemos que jamas habitaf fen chriſtianos, porque aunque baſtara eſto para admirarſe, como coſa tan raras parece que pudiera diminuir algo dela admiracion el no ſer coſa nueua, pues fabemos q̃ en la Ysla de Teneriſe dela gran canaria, aun ſiendo de gentiles, aparecio tambiè en el hueco de otra peña aquella celebre Imagen de N Señora, que llaman dela Can dela ria, la qual obro con ellas tantos milagros, como ha obrado, y obra oy cõ los chriſtianos, y en otras naciones ſe han aparecido otras que venera la piedad delos fieles con gran deuocion, y reuerẽcia; pero fuera de eſto tiene eſta Imagen otra coſa muy ſingular y es que no es hechura de algun artifice criado, flno que imediatamente ſalio dela manera que ſe ve delas manos del que lo es dela es naturaleza, porque ni ay en ella colar fol bre pueſto; oi coſa alguna que huela a ar tificio humano, porque es da meſma pèúa la qual, fiẽdo parda por de fuera, la jaſpeò por de dentro N Señor,ò por dezir mejor
Libro VIII
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