Página:Histórica relación del Reyno de Chile.djvu/468

Esta página ha sido corregida
379
DEL REYNO DE CHILE

quando van alas confeſſiones de ſer cautiuos, o perder la vida a manos del enemigo es muy grande, y mas eſtos vltimos años, que andan los Indios muy orgulloſos por varias victorias, que han alcanzado delos Eſpañoles. Confeſſaron vna vez vnos Indios principales de guerra, que con ſaluo conduto vinieron a tratar reſcates de cautiuos; que podian muy facilmente hauer hauido alas manos alos padres que andauan en miſſion, y por laſtima, y compaſſion, dexadolos yr libres. Mas como no todos tienen vn coraçon ſuccedio vna vez, que caminando vno delos nueſtros, gran Lenguaraz por ſer nacido en eſta tierra, con algunos ſoldados de eſcolta, por vnos altos montes, para hazer algunos baptiſmos, ſe le deſcubrio vna emboſcada de muchos Indios enemigos todos aguiſa de guerra cortaronle el paſſo, y hallandoſe cercado por todas partes, ſolo vio aun lado vn deſpeñadero demas de treinta y cinco picas en alto, el qual no guardò el enemigo por tener ſeguro no poderſeles eſcapar la preſa por alli, Cerrando pues el enemigo con el Padre, y con los que le acõpañauan, el Padre ſolo fiado en Dios, pidiendole ſocorro por interceſſion de nueſtro ſanto P. Ignacio, ſe dexò rodar con el cauallo por aq̃l deſpeñadero, teniẽdo por mas cierto hauer de perder la vida luego a manos del enemigo ſin ſer, in odium fidei, porque en aquella ocaſſion ſolo venian como gente de guerra, y con ſu diuina ayuda ſe hallò alla abajo ſalbo, y ſin leſion, arrojandoſe luego aun eſpeſſo monte. Delos compañeros, y eſcolta, que el Padre lleuaua, perezieron dos, ſin poderlos ſocorrer. Muchas otras vezes les ha ſido fuerza alos Padres arrojarſe alos eſpeſos montes, comun refugio deſta tierra, durmiendo en arboles, aſſi por los grandes pantanos, como por la ſeguridad de ſus vidas, trayendolas ſiempre al tablero como delo que acabado de contar ſe hecha de ver, y mucho mas delo que dire.

Eſte año de 30 vino vna junta demas de tres mil Indios a pelear con nueſtro campo de Arauco, y para prouocarlos y ſacarlos de ſus albarradas, embiaron quatrociẽtos corredores, q̃ dãdo en vna reduccion, quitaron la vida, cautiuaron, e hirieron a muchos, tocãdo viuamente arma, y pidiendo confeſſron las heridos, y peligroſos fue todo vno, y aſſi le fue fuerça al padre, para yr ſeguro, acompañar el Campo y de camino confeſſar los heridos. Marchando en forma toparon en el camino raſtros del eſtrago, que el enemigo hauia hecho, arrojadas muchas cabezas de Caciques principales, y heridos muchos mas, ſin poderlo remediar, paſſaron adelante en ſu buſca. Dieronle viſta acabado de ſubir va repecho, moſtratonſe alos nueſtros como dos mil Indios, quedando los otros mil emboſcados. Fue le fuerça a nueſtro campo ordenar ſus eſquadrones antes de llegar la retaguardia, porque los Indios embeſtian con gran corage, y tan buen orden, que en breue tuuieron la victoria por ſuya. llegaua en eſte tiempo el Maeſſe de campo del tercio, con ſu retaguardia, con la qual cerrò tambien el enemigo, quitando la vida al dicho Maeſſe de campo, y a algunos Capitanes de cuenta, y mas de quarenta Eſpañoles y vn tertio de Indios amigos. Muchos ſe arrojaron al monte delos Indios amigos, mas dejando eſto, para q̃ ſe vea lo, que el P. hizo en eſta ocaſſion, referirè aqui ſus formales palabras. [El Maeſſe de Campo del Reyno Don Alonſo de figueroa esforzado cauallero Cordoues mal herido ya, ſe ecapò con los que pudo de acauallo aguarezerſe en vn eſtrecho paſo, con que toda la fuerça dela batalla ſe boluio contra la infanteria, esforzandoſe el enemigo con la emboſcada, que ſalio muy a tiempo. Aqui morian vnos, rompian la cabeza a otros, no teniendo, con que reſiſtir ala fuerte arma delas macanas, que ſon a modo de muy grandes porras calzadas de Yerro con clauos, y en vnas largas haſtas aturdiendo alos que alcançauan. Mas preguntarame vueſtra Reuerencia, donde eſtaua yo en eſte tiempo? Reſpondo, q̃ en medio de eſtos peligros, animando alos que eſtauan en pie, confeſſando alos mal heridos, y ſocorriẽdo alos neceſſitados de remedio eſpiritual. y quiſo la mageſtad diuina por ſu ſola bondad, no mirando mi indignidad, que caſi confeſaſſe a todos los que no acabauan luego alos primeros lã-
Libro VIII
çes
Bbb 2