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DEL REYNO DE CHILE

do fue ſolicitada de vn eſpñol, que la trajo combatida mucho tiempo, hallandola ſiempre como vna roca. Entre otras vna vez buſco eſte mal hombre occaſiion de verſe con ella a ſolas en ſu caſa, y juzgando, que ya tenia por ſuya la victoria, començò a combatir ſu caſtidad; mas en tan graue aprieto, ſupo la diuina gracia induſtriar ala Yndia con tal arte, que fauorecida de cielo, fingio le llegaua a beber vn poco de aqua de vna tinaja, que eſtaua cerca dela puerta: y viendoſe en tan buen paraje, pudo huyendo por ella librarſe del peligro. Dejando (ſino en manos del adultero la capa, como el caſto Ioſeph) la penoſa confuſion en ſu roſtro, por precioſos deſpojos de ſu recato, y conſtancia, que dio gloria a Dios, alegria alos Angeles, y exemplo alos que nacieron con mas obligaciones, y ſon tan negligẽtes en cumplirlas. Que verdaderamente es grande argumento dela fuerça dela diuina gracia, el ver que eſta gente tan nueuva en la fee tenga valor para reſiſtir ala ocaſion, que les dan tal vez los meſmos que debian, enſeñarles mas con ſu exemplo, que con ſus palabras, y que viendo alos chriſtianos viejos doblar la rodilla al idolo dela ſenſualidad, eſtos nueuos chriſtianos lo piſen, y huellen con tanta conſtancia.

No haze poco en confirmacion de eſta materia lo que hallo eſcrito en vna carta del Padre Gabriel de vega, la qual refiere la anua del Perù citada arriba de 1603. y dize aſſi [Dixe miſſa, porque vna India, que era perſeguida del amor torpe, y deſhoneſto de vn Indio, alcançaſſe victoria de tan terrible ocaſſion; y fue Dios ſeruido de que conſiguieſſe lo que le pidia, porque hallandoſe vn dia en gran conflicto en vna eſtrecha, y apretada ocaſſion, que la tuuo a gran peligro, ſe eſcapò con la diuina gracia, dexando burlado no menos al eſpiritu de torpeza, y enemigo inviſible, de ſu alma, que al viſible, que tanto la perſeguia, y huyendo de ſu furor, ſe acogio ala fortaleza delos chriſtianos, paraque la defendieſſen. Era eſte Indio entre los gentiles muy poderoſo, y al punto juntò vn buen exercito, y viniendo con el al fuerte ſe acercò a diſtancia, que pudieron oyrles bien los Eſpañoles, alos quales hablò diziendo, que le entregaſſen luego aquella India, porque ſino les hauia de dar luego el aſalto; aſſi lo hizo por tres vezes, acometiendo al fuerte con grande furor, y brio. No falraron algunos, que juzgauan ſeria bien condecender con las voluntad de aquel furioſo, y tan poderoſo enemigo, para tenerle de paz, y ganarlo por eſte medio. Llego a entenderlo la India, y hauiendoſe aconſejado con vno delos nueſtros, reſpondio moſtrandoſe firme, y conſtante, como vna Suſana en el propoſito dela caſtidad, que no ſe canſaſſe, que mientras no ſe hazia chriſtiano, era por demas penſar, que ella hauia de venir en lo que pretendia, que primero la veria muerta, y hecha pedaços, que tal conſintieſſe. Con eſta reſolucion, ſe defendio, y no queriendo el Indio reducirſe a hazerſe chriſtiano, huuo de dexarla, confuſo de ver vencido ſu valor del de vna muger.

Vna Yndia hauia, que en muchos años guardò vn modo de viuir tan exemplar, que lo era a muchas delas Eſpañolas, en ſus confeſſiones, y comuniones continuas, y en los demas exercicios de virtud. Emdidioſo el comun enemigo, la perſiguio en la vltima enfermedad, y la atemoriçaua, y eſpantaua en figura de vn horrible perro, que arrojaua horrendas llamas de fuego por la boca. Pidio a ſu confeſſor la trajeſſe vna de aquellas cruçes, con que los Padres hazian la doctrina, que con ella la hauia dado nueſtro Señor a entender auyentaria al Demonio aſſi fue; porque por mas q̃ ſe le aparecio, y procurò por tres noches aterrarla, y diuertirla; lo auyentava, con la cruz, y lo eſpantaua, rechaçandoles con gran facilidad. Eſta miſma perſona contò aſu Padre confeſſor como vna noche delas q̃ ſtaua aguardando la muerte, ſe le aparecio las ſantiſſima Virgen con ſu bendito hijo en los braços, auyentando de ſu alma las tinieblas de vna afliccion, q̃ tenia. Venia en Compañia dela ſantiſſima Virgen nueſtro P. S. Ygnacio con vn compañero, que dixo al padre ſe parecia a otro, q̃ cõſigo traia el dicho padre muy ſieruo de N. Señor. La enferma en premio de ſus loables virtudes, y trabajos, permitio nueſtro Señor
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