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DEL REYNO DE CHILE

començaron luago a aprender las coſas dela fee &c.] Haſta aqui eſte capitulo. En otro de otra anua, en que ſe da cuenta de otra miſſion, que hizierõ los Padres Chriſtobal Dioſdado, y Andres Agricola, tambien muy antiguos, y feruoroſos operarios de aquella meſma viña del Señor, ſe dize, que entre otros muchos lugares, a donde llegaron, fue vno, el que llaman el Diamante, dõde jamas hauian llegado los nueſtros, y que hauiendo paſſado, por aſperiſſimos montes y penoſos arenales hallaron mucha gente, la qual ſe les eſcondio, penſando, que eran otros, que les iuan a hazer mal: pero reconociendo, que eran los dela Compañia, llegaron luego a ellos con mucho amor, y les dieron paſſo, deſpues de hauer oido la palabra de Dios, para otro pueblo, donde hauia mucho tiempo, que eran muy deſſeados, ſalieron los Indios a receuir alos padres con mucho amor, diziendoles, que es eſto padres? no ſabemos, que os ayamos hecho, pues enſeñais a todos los Indios, y los buſcais en ſus pueblos y a noſotros ſolos nos haueis deſpreciado, ſiendo nueſtros padres. En eſte pueblo dize el Padre Chriſtobal Diosdado en vna ſuya [no han tenido nunca quien les enſeñe, y por eſſo nos de tuuimos mas, paraque ſupieiſen la doctrinas chriſtiana, aque acudian con grande amor y llorando con nos otros, dezian. O ſi os quiſieſſedes quedar aqui con nos otros, padres, paraque ſupieſſemos mejor las coſas de Dios. Bien prueba todo eſto, y mucho mas, que ſe pudiera dezir y ſe dirà adelante, la gran neceſſidad, que eſta pobre gente, tiene de eſtas miſſiones. Del fruto, que de ellas ſe ſigue, lo dirà el capitulo ſiguiente.

CAPITVLO XII.
Del fruto eſpiritual, que ſe coge de eſtas miſſiones para el bien delas almas, y algunas coſas de edificacion que refieren los Padres miſſioreros.

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E principio a eſte capitulo otro de vna carta del licenciado Gaſpar Canſino, cura, y vicario del valle de Quillota perſona muy religioſa, y exemplar, aſſi en lo que toca aſu oficio como aſu perſona) en la qual eſcriuiendo al Padre Prouincial el fruto, que los nueſtros hauian hecho en aquella miſſion, dize aſſi [Luego el dia de ceniza hecharon mano los padres al arado, y ſin dexarle de alla, trabajaron por los valles de Limache, Concon, y Colmo; paſſaron ala ligua, y para la dominica in paſſione volvieron a eſte valle de Quillota. Soy teſtigo de viſta del abraſado afecto, y feruor, con que han ſiempre predicado, dela puntualidad y aſſitencia, con que han eſtado oyendo confeſſiones, del fruto que han hecho con los cateciſmos, y otros ſantos exercicios haziẽdo de coraçones elados, feruoroſos, ſin perdonar trabajo, de noche, ni dedia, ſiruiendo de exemplo a todos, y de conſuelo con ſu ſanta vida, y coſtumbres, moſtrando en ſus acciones, no lleuar otro blanco, que el dela mayor gloria de Dios y dando ſiempre manifieſtos indicios, de que ſon del verdadero, y legitimo linaje dela Compañia de Ieſus, y reſplandeciendo con el buen nombre, que los demas Ieſuitas han tenido en eſtas partes; finalmente ſe voluieron aſu collegio la Paſqua dela Reſurrexion. Por todo lo qual doy a nueſtro Señor infinitas gracias, y a vueſtra Paternidad ſe las doy tambien en mi nombre y en el de todas eſtas Ygleſias, y feligreſes]. Haſta aqui eſta carta, por la qual ſe ve por maior el prouecho, que hazen los nueſtros en eſtas miſſiones, el qual es mas conſiderable delo que le puede ſignificar con palabras. Digamos algo en particular y ſerà todo ſacado delas anuas citadas en el capitulo paſſado, para mayor autoridad y credito de eſtos miniſterios, que ſon los contenidos en la tercera claſſe de que ſe trata. Hablando de vna de eſtas miſſiones la anua de treinta y tres dize aſſi, [Cõ las muchas ocupaciones, y miniſterios, q̃ eſte collegio ha tenido en tanta penuria de ſugetos, no ha faltado alas miſſiones, que tiene aſu cargo en cien leguas de contorno, diſcurriendo en varias ocaſiones dos Padres, por vna parte, y otros dos por otra, de que ſe ha ſeguido muy gran gloria de nueſtro Señor y prouecho delas
Libro VIII
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