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BREVE RELACION

reducirle: el a no hazer caſo dela muerte, del juizio, ni del ynfierno, diciendo, que aunque ſe viera en medio de ſus llamas, no hauia de confeſſarſe; y Dios aque hauia de rendirle con ſola vna palabra. Oyò por cumplimiento vna platica a vno delos nueſtros, y en vn inſtante (o diuino poder!) le trocò Dios el coraçon, y al que le tenia de piedra, ſe le dio de carne, con que arrepentido de ſu mala vida la mudò con vna confeſſion entera de ſus peccados.

Aun mas raro es el caſo, que contarè. Tenia el Señor Preſidente vn Indio, que por hauer poco ſe le hauian cogido al enemigo, ni eſtaua baptizado, ni catequizado: porque aunque ſu dueño lo mandaua; los criados no hauian pueſto calor en traerle a nueſtra caſa. Pretendio el Demonio ſu perdicion, y no contento con ſer dueño del alma, quiſo tambien moſtrarſe Señor del cuerpo, y dela vida temporal. Y aſſi vna noche llegaron aſu apoſento (que eſtaua bien en lo interior de la caſa) dos Demonios en forma humana; y ſin poderſe reſiſtir, le arrebataron, y ſacandole al patio principal, le ſubieron por el ayre, con intento de deſaparecerle: mas llegando al tejado, que era bien alto, viendoſe el miſerable en tan eſtraño aprieto, ſin ſaber como infiel a quien llamaua, llamo a Ieſus, que le fauorecieſſe. Y fue tan eficaz eſte Diuino nombre, que atemoriçados de oirle aquellos eſpiritus infernales, le dejaron caer deſde la aleta del tejado, y lleuando tras ſi algunas tejas, dio en el ſuelo tal golpe, que tuuo que laſtar no pocos dias. Fue vno delos nueſtros alla, catequiçole, baptizole, diole ſalud del alma, y en breue alcanço tambien la del cuerpo.

CAPITVLO X.
Proſigue la meſma materia, y daſe fin con dos ſucceßos, que acreditan la deuocion de nuestro P. S. Ignacio, y S. Franciſco Xauier.

E

N eſta meſma anua de 1636. hablando del colegio dela Concepcion, ſe cuentan otros caſos, que añadirè alos paſſados, tambien con las meſmas palabras, que dizep aſſi. [No han faltado muchos caſos de edificacion en eſte colegio confirmados los mas con juramento de quien los vino a contar aſu confeſſor. Afligia el Demonio la caſa de cierto hombre, y ya viſible, ya inuiſible azotaua al vno, a otro daua de palos, y a todos traia tan inquietos, que no ſabian, que hazerſe. Vino a nueſtro colegio, refirio ſu afliccion a vn Padre delos nueſtros, y ſabiendolo el Padre Rector, determinò que fueſſen dos a dezir miſſa a aquella caſa, y puſieſſen en ella las reliquias de nueſtro Padre S. Ygnacio, que tanto poder tiene contra los Principes delas tinieblas. Hiçoſe aſſi, y al punto ſurtio el efecto, que deſeauan. Sentian los Padres al Demonio, que con claras demonſtraciones ſe manifeſtaua: ya paſſando de vn lugar a otro. ya tocandoles alos veſtidos, y alos zapatos, con que vieron por ſus miſmos ojos, lo que el hombre afligido les hauia contado: mas entrando la ymagen de nueſtro ſanto Padre, entro en el coraçon de todos vn gran conſuelo, y en breue huyò el demonio, no atreuiendoſe de alli adelante a infeſtar aquella pobre caſa, que por tantos modos hauia afligido. Semejante es a eſte otro ſucceſſo. A otro hombre perſeguia el demonio con grande porfia, afligiale a el, y a vna parienta ſuya, y con intento de perſuadirles comunicacion mas eſtrecha, y menos recatada dela que debian aſu parenteſco, ſe transformaua en Angel de luz, y poniendoſeles delante en forma viſible, y muy hermoſo, les decia, que era vno delos Angeles, que hauian caydo del cielo por ſu peccado; mas que por hauer ſido el ſuyo mucho mas ligero, que el delos demas, vendria tiempo, en que Dios tuuieſſe miſericordia del, y aſſi eſperaua, que hauia de voluer a goçar de ſu gloria, y bien auenturança. Otras vezes ſin dexarſe ver, hablaua en alta voz, y cauſaua en los que le oian vn pauor, y eſpanto, con que el mas animoſo desfallecia. Para redemir eſtas vejaciones, tomò por medio el hombre venirnos a dar quenta de ſu trabajo, y con los conſejos, y reme-
dios,