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DEL REYNO DE CHILE

ces era del collegio dela Concepcion, cabeza delas reſidencias, y miſſiones, como queda dicho, y dandole quenta delas coſtumbres delos indios, dize aſſi [Para que vueſtra Paternidad ſepa las coſtũbres de eſtos Indios, y el conocimiento que tienen lleno de errores delas coſas dela otra vida, quiero contar vn caſo, q̃ ha paſſado. Hauia en eſta tierra vn Cacique llamado, Don Luis Quetobileun, el qual tenia vn hijo caſado aſu vſança, eſtando eſte para morir, embiò a llamar aſu padre, para deſpedirſe de el, y encargerle aſu muger y vna hija, que tenia. Llego el viejo, y preguntando al hijo como ſe ſentia? reſpondio, q̃ ya alo vltimo, y q̃ no dormiria aquella noche; con lo qual començò el viejo a llorar amargamente, deſpidiendoſe el vno del otro con gran llanto de entrambos, y de toda la parentela, que alli ſe hauia juntado, para ayudar a morir a aquel enfermo. El viejo viendo ya tan fatigado aſu hijo, le hablò de eſta manera [Ya es llegada la hora de vueſtra muerte hijo mio, esforçaos, para que llegueis ala otra vida con bien, y mirad hijo mio, que en llegando ala otra parte del mar, ſembreis luego que llegueis muchas auas, aluerjas, y maiz, papas, trigo, y ceuada, y de todas legumbres. Y haced vna caſa grande, para que quepamos todos en ella, porque vueſtra madre, y yo estamos ya mas de muerte, que de vida, por la mucha edad, que tenemos, que preſto eſtaremos con vos por alla, y por eſto oſdigo, que ſembreis mucho, para que entremos comiendo, y con eſto llorando vnos y otros ſe deſpidieron.

Todos eſtan en eſtos errores, creen en ſu guenupillan, que es ſu Dios, y que eſte tiene muchos guecubus, que ſon ſus vlmenes, ſus grandes, y Caciques, aquien manda, y tambien alos bolcanes, y que las almas, que van delos que mueren, han de durar para ſiempre, y que ſe van dela otra vanda del mar, donde tienen ſus lugares de recreacion, y guſtos; y que ſe ocupan en bailar, y cantar, y que tienen mucha abũdancia de comidas, y bebidas, y q̃ con eſto ſe dan agrandes, y explendidos banquetes; y que goçan de muchas mugeres; peroque no hazen hijos y que eſto es alla licito. y que las mugeres, que tienen aca, tambien las han de tener alla, y aſſi ſe lamenta el que no la tiene, diziendo apobre de mi que en la otra vida no tengo de tener mugeres como las tiene Fuleno, &c. que ya tiene alla tantas que le hagan chicha, y buenas bebidas. Eſta es la fee, que yo he alcançado tienen eſtos Indios en mas de quarenta años, que eſtoy entrellos cautiuo] Haſta aqui el capitulo de eſta carta, en cuya conformidad habrà otras muchas coſas, que contar, en que no me detengo, porque baſta lo dicho para mi intento; y otros caſos, y coſtumbres de eſtos Indio ſe podran ver mas adelante, quando ſe refieran algunas coſas de edificacion delas miſſiones, que hazẽ los nueſtros entre los gentiles; entre las quales ſe contaràn algunas particularidades, y circumſtancias, que dan maior conocimiento delo dicho.

Acerca de la luz que eſtos Indios ayã tenido de Chriſto Señor nueſtro, o de ſu ſanta ley, antes dela entrada delos Eſpañoles en ſus tierras; no ſe coſa particular ſino lo que refiere Pedro Berciò en ſu geografia, y es, que paſſando los Olandeſes por el eſtrecho de Magallanes muy alos principios de ſu deſcubrimiento, los Indios de aquellas coſtas los ſaludaron con el ſantiſſimo nombre de Ieſus; lo qual parece que dà a entender que tenian muy de atras alguna noticia de nueſtro redemptor; porque aunque parece, que ſe podia dezir, que eſtos Indios huuieſsẽ oydo eſte nombre a Magallanes, o alguno de ſus compañeros, o a otros, que paſſaron deſpues de ellos por el meſmo eſtrecho; parece por otra parte dificultoſo de creer, que hauiendo hablado Magallanes, y los que le ſuccedieron tan depaſſo con los Indios, y ellos muy pocos, como queda dicho en ſu lugar, ſeles pegaſſe tan preſto eſte nombre: y les quedaſſe tan fixo en la memoria, y lo tuuieſſen tan familiar, que ſaludaſſen con el alos Olandeſes; particularmente, que los Indios que ſe han viſto en el eſtrecho, no habitan alli de ordinario, ſino que van y vienen dela tierra adentro y aſſi no ſeran ſiempre los meſmos los que ſe han viſto de todos los que han paſſado por el eſtrecho, y comerciado con
ellos;