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BREVE RELACION

ſtigarlos. Y aſſi ſe hizo, porque les fueron a maloquear, y cortar las comidas; y dentro de dos meſes voluieron los dos Campos a maloquearles, vno por vn lado y otro por otro. Han les hecho algun daño, cogiendoles muchas pieças, y ganados y quemendoles los ranchos, y las comidas, con que eſtan los que ſe quiſieron leuantar amedrentados, y acorralados. Porque tenemos la flor dela guerra por amigos, como ſon Puren, Ilicura, Contun, Paicabi, Tirua, Calcuimo, Relomo, Queluylemu, Lemullanca, y toda la Imperial yendo por la coſta, conque cõfio en Dios los demas ſe vendran a rendir. Toda eſta gence dela coſta, que eſta de paz, ſe gobierna por Arauco, y eſtà hermanada con nueſtros Indios amigos, de Lauapie, y Arauco. Con los Indios de Talcamauida y S. Chriſtobal eſtauan hermanados los dela Cordillera, que ſe leuantaron; pero de ellos ſe vinieron de paz junto a Angol algunos quatrocientos, y esta campeada paſſada ſe vinieron ſeiſcientos, y ſe ſacaron diez, y nueue cautiuos delas ciudades de arriba. Toda eſta gente, q̃ ſe vino de paz a Angol, que ſon mas de mil Almas, los paſsò el Gouernador entre Biobio, y la Laja, porque alla eſtauan expueſtos alos golpes del enemigo; y porque no tuuieſſen tan facil la buelta aſus tierras: para ſu defenſa eſtà en Angol vn fuerte cõ cien hombres. Eſte es el eſtada delo temporal.

En quanto alo eſpiritual haſta agora no ſe hauia dado paſſo ninguno; eſte año fuy ala Campeada con el campo de Arauco; paſamos por la coſta, viſitando las nueuas poblaciones de amigos, y en todas partes nos ſalian a receuir alos caminos con camaricos, fuiles dando noticia de nueſtro Señor, y predicandoles los miſterios de nueſtra ſanta fee, q̃ oyeron con guſto. Rezauan las oraciones cõ aficiõ. Dos vezes he entrado por la coſta a predicarles, y es para alabar a Dios ver vna gente antes tan feroz; tan domeſticos y tratables, y quan capazes ſe hazen delas coſas de Dios, y el guſto, con que reciuen la fee.

En la Cãpeada ſe juntaron con el Gouernador todos los Caciques dela coſta, y dela Imperial, y deſpues de ſus parlamentos, y de hauer tratado dela firmeza dela paz y que no fueſſen como los otros, que tenian dos coraçones, me dixo el Gouernador, que les predicaſſe los myſterios de nueſtra ſanta fee y les dixeſſe, como el fin de ſu Mageſtad en ſuſtẽtar aqui las armas, era, paraque fueſſen Chriſtianos, y que a eſſo ſe enderezauan eſtas pazes. Prediqueles largamente, dandoles a conozer aſu criador, y los medios por donde ſe hauian de ſaluar, y todos dixeron que ya tenian vn corazon con los chriſtianos y que querian ſer de vna ley, y religion, y q̃ receuirian el agua del ſanto Baptiſmo. Pidierõ algunos al Gouernador nos dejaſſe alla y el P. Franciſco de Bargas Flanmenco, y yo hizimos harta inſtancia con el Gouernador, para q̃ nos dejaſſe en la Imperial, que ſeria de gran prouecho para confirmar aquellos antiguos chriſtianos en la fee, y bautizar ſus hijos: mas como acabaua de publicar la guerra alos dela Cordillera, que eſtan cerca, no quiſo, porque no corrieſſemos algun rieſgo. He ſalido raçonable lenguaraz, y creo, que no anda en las miſſiones quien me gane, ſino es el Padre Iuan Moſcoſo, que es criollo, ya mas que la exercita. Eſtamos tres Padres aquien Arauco, tres en Buena eſperança y quatro en Chiloe. Mucha gẽte es meneſter agora para estas nueuas miſſiones, que neceſſitan de operarios feruoroſos, Dios nos de ſu Eſpiritu, y nos los embie.

Hauian viuido los Padres en el Caſtillo, donde vueſtra Reuernecia los dejò, y yo tambien algunos años con el Padre Pedro Torrellas (que ya ſe fue a goçar de Dios cargado de merecimientos) y viendo la eſtrechura, y incomodidad de habitaciõ, hize fuera del caſtillo vna Igleſia muy buena, que le auentaja ala del Colegio de Penco, y voy edificando la caſa para nueſtra havitacion, grande, y capaz, para muchos padres miſſioneros, paraq̃ deſde aqui puedan ir la tierra adentro. Eſto es mi Padre lo que por aca ay de nueuo, q̃ por entender q̃ le darà a vueſtra Reuerencia guſto ſaber eſtas coſas por menudo; me he alargado tãto: holgara mucho hauer alcãzado de ſu Eſpiritu de vueſtra Reuerẽcia, pero las memorias de ſus hechos eſtã tan freſcas, que nos ſiruen de exemplares, y de ſolicitadores alos que venimas deſ-
pues,