Página:Histórica relación del Reyno de Chile.djvu/347

Esta página ha sido corregida
304
BREVE RELACION

el exercito en ſus tierras: porque prometia por ſi, y por ſus vaſſallos la paz, y obediencia aſu Mageſtad, y conuocaria a otros Caciques convezinos aque hizieſſen lo miſmo: y para prenda de ſu fee ofrecio vna oueja dela tierra, para que ſe mataſſe aſu vſança, y coſtumbre; ceremonia, con que entre ellos aſſeguran las pazes, que prometen.

Oyò el Marques al Cacique con agrado; y llamando a conſejo, laſtimandoſe de ver perdidas tantas, y tan fertiles tierras, y floridos Paiſes como vino reconociendo por los caminos, y conſiderando quanto importaua al Real ſeruicio, que ſe lograſſen eſtos campos tan capaces para todo genero de labor, y criança de ganados, tan amenos, con tanta diuerſidad de fuentes, Rios, y arroyos, delas mas ſaludables, y delicadas aguas, que ſe conocen, por nacer y correr por minerales de oro, de que eſtàn llenos aquellos montes, y quebradas, y generalmente toda la tierra de Chile, y quan inacabable era eſta guerra por lo inexpugnable de ſus montañas, cerros y laderas, y lo mucho que en carga ſu Mageſtad por ſus Reales cedulas, la pacificacion deſte Reyno, la reducion, buen tratamiento y conſeruacion de ſus naturales, mandando que ſe traten, no como a eſclauos, ſino como vaſſallos ſuyos, y que para conſeguir eſto moſtraua la experiencia, hauia ſido de poco fruto la violencia, y rigor delas armas, y que ſeria poſſible fueſſe mas eficaz medio el delas caricias, y buen paſſage, ſe reſoluio, no ſin contradicion de algunos, a aceptar las pazes, y ſujecion que Lincopichon le ofrecia; y hauiendole agaſajado, y regalado a ſus hijos, y demas Caciques, que le acompañauan, con preſentes de ſu eſtimacion, dexandolos a todos muy guſtoſos, y ganados, boluio la rienda, y ſiguiendole el campo, ſe boluieron aſus preſidios ſin que ningun ſoldado ſe atreuieſſe a deſmandarſe en accion alguna, que fueſſe de ſu diſguſto.

Hauiendo buelto el Marques ala ciudad dela Concepcion, reſidencia que es delos Gouernadores, continuò el Toque Lincopichon, y los demas Caciques, y otros que iuan conuocando, las correſpondencias dela paz prometida, embiando ſus Embaxadores, y viniendo en perſona a ver aſu Señoria, llamandoſe los vnos a los otros con las buenas nueuas, que lleuauan aſus tierras, del agaſajo, regalos, preſentes, y caricias, que les franqueaua ſu grande liberalidad y calificada nobleza. Fueſe tratando todo eſte tiempo de las pazes, y que a aſſentarlas boluieſſe el Marques aſus tierras, haziendo ſegunda entrada, la qual ſe diſpuſo aun mas luzida, y poderoſa, que la primera: porque ſe juntò vn valiente, y numeroſo exercito de dos mil y trecientos y cinquenta hombres de pelea, ſin los muchachos, y demas gente de ſeruicio, y entre ellos no pequeña parte de lo mejor del Reyno, todos con muy luzidas armas y cauallos, que paſſaron de diez mil, los mejores, mas ligeros, generoſos, y valientes, que huellan la America, y no deuen nada en ſus talles, airoſidad, y bizarria, alos famoſos Andaluzes, que piſan las riberas del Betis.

Eligioſe por Patron deſta jornada al Apoſtol del Oriente ſan Franciſco Xauier por la ſingular deuocion, con que el Marques le venera, y aſſi le dedicò la primera poblacion, que ſe hizieſſe, y le lleuò en ſu guion por correſpondiente a la inmaculada Concepcion dela Virgen ſantiſſima y aduirtio vn curioſo, que en los actos publicos de ſolemnidades, y Miſſas cantadas, que ſe dixeron antes, y deſpues deſta jornada, y en el diſcurſo della, ſiempre que ſe arrimò el guion ala parte dal lado del Altar, quedaua el Santo ala parte de afuera deſcubierto, y a viſta de todos; circunſtancia, que ſi fue caſual, reſpeto del paje que le lleuaua, no lo fue para con aquel Señor, en cuyos ojos no ay mas caſo, ni fortuna, que ſu querer, y diſpoſicion, por cuyo regiſtro paſſa aun el invtil, y ligero mouimiento dela hoja del arbol, que tan poco monta: y aſſi queda libre al piadoſo afecto la conſideracion de que la Reyna del cielo, como tan honrradora delos ſuyos, quiſo hazer eſte fauor aſu ſieruo, poniendole ſiempre por delante, como a eſecudo del Real exercito, a cuya viſta aumentaſſe ſus alientos, con la confiança de que el Conquiſtador que lo fue del O-
rien-