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BREVE RELACION

to humilde; huuiera quedado por vno de los conſejeros del Real conſejo de Indias, y goçado de otros muy grandes honores, que el Rey le ofrecio, pero por no hazer fuerça aſu templança, y modeſtia, y no contriſtar al que no pretendia otra coſa, que el rincon de ſu celda, huuo de condecender con ſus ruegos, y darle licencia, paraque ſe voluieſſe aſu Prouincia de Caſtilla, con vna carta, q̃ he viſto yo impreſſa, en que con grandes encarecimientos, y elogios del padre, encomendaua aſus ſuperiores el cuydado de ſu perſona; aque añadio ſu Mageſtad vna buena limoſna para vna buena libreria, que mandò comprar para ſu celda, donde deſpues de muchos años, que viuio con grande opinion, y credito de ſus excelentes letras, doctrina, y religion, como ſe verà mas ala larga en ſu lugar, murio en Valladolid el año de 42.

CAPITVLO VII.
Del estado, en que quedaron las coſas dela guerra de Chile deſpues dela muerte de los padres.

N

O hablo delos daños, que delos ſucceſſos, y coſas referidas en el capitulo paſſado ſe ſiguieron ala propagacion dela fee, porque no es eſte ſu lugar; ſolo Digo, que ſi el demonio fuera capaz de contento, y alegria, la huuiera receuido muy grande de hauer ſalido tambien con la ſuya; porque con la muerte delos padres, y buelta del Padre Luis de Valdiuia a Eſpaña, ſe cerrò del todo la puerta al Evangelio, de manera que en mas de treinta años no ſe ha viſto abierto vn reſquicio aſu luz, con que ya ſe ve la ganancia que habra tenido en tanto tiẽpo en las tinieblas de aquel gentiliſmo; y no ha ſido poca la que le han dado las ocaſſiones de la guerra; y lo vno, y lo otro ſe huuiera atajado, ſi ſe huuiera aſentado la paz, como ſe pretendia; pero en fin no debia deſer tiempo de que nueſtro Señor hizieſſe a aquel Reyno eſta miſericordia, y aſſi permitio, que todo ſe desbarataſſe, y ſe encendieſſe de nueuo la guerra, y de recudida delas perſecuciones del padre Luis de Valdiuia, ſe leuantaſſen contra la Compañia las que padecio aquellos primeros años en aquel Reyno, aunque no de todos, que los buenos, y de ſana intencion ſiempre ſe puſieron de parte dela verdad. No me detengo en eſto, porque pareceran mejor en boca de otro, que no ſea tan parte como yo, los exemplos de ſufrimiento, y paciencia, de religion, virtud, y conſtancia, con que los nueſtros ſe han portado, haſta que conocida la verdad de ſu inocencia, y del buen zelo, y amor, con que pretendian ſolamẽte el bien delas almas, han deſmentido aſus calumniadores, y ganado el credito, y opinion, con que eſtà oy eſtimada de todo el Reyno ſu buena doctrina, y virtud. Con eſto bueluo aſeguir el hilo dela hiſtoria, aunque delos gouernadores que ſe ſiguen haſta el vltimo, no podre ya hablar ſino muy por maior de lo que podre acordarme, porque las hiſtorias, y relaciones, que me han ayudado, para dezir algo delos que he referido haſta aqui, no tocan nada de ſus ſucceſſores; y aſſi dirè ſolamente lo que me podrè acordar delo que he ſabido, y dela comun voz, y fama de ſus gouiernos, remitiendome en lo particular alo que referirà la hiſtoria, que ſe eſpera. Y hablãdo generalmente de todos, podemos dezir en comun lo que lo fue en el tiempo de ſus gouiernos, y es el teſſon, y pertinacia, con q̃ los Indios nos han hecho guerra, y defendidoſe delos nueſtros en todos eſtos años, que ſe han ſeguido al de doce, en que hauiendo roto las paces que iuan ya tan adelante, aguçaron las lanças, y ſe armaron de nueuo dela vna, y otra parte, peleando perpetuamente, ya en batallas campales, ya en correrias, y malocas (que es lo mas ordinario) y entrando los nueſtros, o cõ campo formado o particulares compañias, y troços de ſoldados ala tierra del enemigo, ſeles ha hecho muchiſſimo daño, talandoles las comidas, matando, y cautiuandoles mucha gente, obligando a muchos de ellos a viuir deſterrados de ſus tierras, retirados alas mas interiores, y alas quebradas, y montes; de donde ſalian tambien aſus tiempos, y venian a nueſtro campo, y preſentauan batalla alos Eſpañoles, o entra-
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