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BREVE RELACION

rencia les embiaua para que les predicaſſen, y aſſentaſſen la paz, porque luego hechan la culpa alos de Puren, y dizen, que ellos con mucho guſto hauian lleuado alos Padres aſu tierra, y los de Puren los vinieron amaloquear. Dos vezes, e entrado por la coſta a predicarles, y es para alabar a Dios ver vna gente antes tan feroz; tan domeſtica, y tratable, y quan capazes ſe hazen delas coſas de Dios, y el guſto, con que reciuen la fee.]

Haſta aqui el capitulo de eſta carta, que verdaderamente es digno de gran ponderacion, y parece que claramente confirma hauer ſido profeſia la del dichoſo Padre Oracio Vechi; alo menos ſi lo fuera, que mas ſe pudiera deſſear, para confimar, y verificar ſu verdad? pues ſi los Indios de Puren fueron los que le mataron, como conſta delo que arriba queda referido; y la gente de Puren ha ſido la primera que ha receuido el Evangelio con tan grandes mueſtras de la verdad, con que la abrazan, como conſta de eſta carta, eſcrita mas de treinta años deſpues dela muerte de eſte fiel miniſtro del Evangelio; que mas ſe puede pedir, para el credito de ſu ſanta doctrina? ni que mas ſe puede deſſear para conſuelo delos que ſe emplean, y pretenden trabajar en aquel vidueño, que parece mira Dios con particulares ojos, como fruto del generoſo animo con que aquellos dichoſos padres conſagraron y ofrecieron a Dios ſus vidas, por amplificar ſu gloria en la ayuda delas almas, y predicacion de ſu diuina palabra? Para memoria de eſta circunſtancia tan digna de conſideracion dexo eſta carta con la Anua del Paraguay del año 1612. en que eſta todo lo referido arriba aſſi dela muerte de eſtos dichoſos padres como delas cartas del Padre Diego de Torres, y el Padre Luis de Valdiuia, y y queda todo en el archiuo de eſta caſa profeſſa del Ieſus de Roma.

La muerte de estos venturoſos padres aunque tan precioſa en los ojos de Dios y a ellos les eſtuuo tambien como debemos piadoſamente creer; eſtuuo tan mal al Reyno de Chile, q̃ deſde entoces ſe rompieron las paces, q̃ iuan tanbien fundadas y ſe comẽçò a encẽder de nueuo la guerra tan viua, y ſangrienta, que duro ſin interrupcion deſde el año de 12. haſta el de 40. en que ſe començaron a tratar las paces, que ſe capitularon el de 41. como veremos mas adelante; aunque no por eſſo han ceſſado las armas, porque aunque ſon muchos los que las capitularon, quedan otros, aquien es meneſter ir conquiſtando. Daraſe raçon de todo en ſu lugar. Vengamos aora al padre Luis de Valdiuia, el qual padecio tanto de toda ſuerte de perſonas, que podemos dezir, que la guerra ſe voluio contra el, mas que contra los Indios, porque ſi contra eſtos ſe aſeſtaron las puntas; contra el padre ſe armaron las lenguas, y de recudida contra la Compañia, como ſi fueran ſus enemigos, ſiendo aſſi que la pretenſion del Padre Valdiuia, ſi ſe mira con ojos limpios, y deſapaſſionados; era muy de amigo, y padre, que en eſte negocio no tenia la mira a otra coſa, que aſu mayor bien, y conſeruacion, y al maior ſeruicio de nueſtro Señor, a que tanto ſe oponia la guerra ofenſiua, q̃ pretendia acauar; pero los intereſſados en los prouechos de la guerra y en el injuſto, y iniquo ſeruicio perſonal delos Indios (que tan contra ley, es, aſſi natural, como diuina, y aun humana, pues ha ſido ſiempre tan contra la intencion delos Reyes catholicos) no quiſieran que nadie ſe opuſiera aſus intereſes, y dictamenes, y aſſi quando vieron, que no hauian tenido efecto los medios, que el padre hauia aplicado al fin, que pretendia; alli fue el deſſahogarſe de ſu paſſion, voluiendoſe contra el, como lo haze el enfermo contra el medico, quando con efecto, no le ſana. Como ſi fuera obligacion del que cura dar ſiempre ſalud al doliente, de. pendiendo eſto de tantas circunſtancias, que hazen menos eficaces los medios, que ſe aplican, aunque de ſuyo ſean muy buenos, y de gran virtud para dar la ſalud que ſe pretende.

Lo meſmo puntualmente le acontecio al padre Luis de Valdiuia, que viendo al Reyno de Chile tan doliente, y mal diſpueſto, como eſtaua (de que no puede hauer cuerdo ninguno que dude, aunque mire la coſa con ojos humanos) tratò de ſu remedio; y quien duda, que el dela
paz