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DEL REYNO DE CHILE.

fuerõ los meſmos fines; y el dichoſo padre Oracio me eſcriuio ami, tratando de eſta entrada, que a todos los trabajos, y al peligro de muerte, que podia hauer, ſe ponia con mucha voluntad, mandandoſelo, por el bien eſpiritual, que hauia de reſultar de ſu ida, en los chriſtianos, que eſtauan en la tierra de guerra.

La quarta circunstancia, y cauſa de eſtas muertes, que no aumenta menos ſu gloria, es, hauer ſido en defenſa de vna verdad tan cierta, como es no poder dar a Anganamon ſus mugeres, por ſer chriſtianas, mientras no ſe aſeguraua primero el peligro, que tan cierto era de ſus vidas, y por lo menos de faltar dela profeſſion dela fee, en que no hauia duda mientras Anganamon no ſe hazia chriſtiano (q̃ es la repueſta q̃ le embiaron con los Caciques de Elicura, dandole eſperanças de voluerle vna hija que era infiel) por lo qual, y eſtorbar la paz, les dio tan cruel muerte alos Padres, y al Hermano, y conſiguientemente por odio al Euangelio, y ley, que tal prohibe. Otra, circunſtancia de cordial conſuelo es, que el Padre Oracio dixo algunas vezes a algunas perſonas de credito, que no ſe conuertirian aquellos gentiles haſta que ſe regaſſe aquella tierra con ſangre de Martyres, y que deſeaua el ſer el primero; y aſſi pretendio eſta miſſion varias vezes con extrahordinaria inſtancia, y quando ſe hauia de ir, dixo a vno de caſa, que no le veria mas, y el Padre Martin de Aranda lo deſſeaua ſummamente, pero negociaualo a ſolas con Dios nueſtro Señor; ſolo diziẽdome ami, que el eſtaua muy, indiferente, y que no ſe atrauia apedirlo, por ſer tan peccador; y deſpidiendoſe de algunos de caſa, y otros de fuera, les dixo, que no le verian mas, porque eſperaua de eſta vez dar la vida por la ſaluacion delos Yndios; y en particular dixo eſto al Padre Valdiuia, y aſus compañeros, quando ſe partio de ellos.

Haſta aqui la carta, ala qual añado yo otra circunſtancia, que ſobre la vltima que el padre refiere, es de gran ponderacion. Veremos adelante con la ocaſſion delas paces, que han dado los Indios de guerra al Marques de Baydes, la que han tenido nueſtros padres miſſioneros de entrar aſu tierra apredicarles, y catequizarles en la fe. Entrando pues en vna de eſtas ocaſſiones, el año, de 43. el padre Diego de Roſales (que actual me es ſuperior dela Reſidẽcia, y miſſiones de Arauco, de cuyos glorioſos trabajos, y zelo delas almas hablaremos adelante) predicò, catequizò, y baptizò a muchos de eſtos Indios de guerra, como lo eſcriue al padre Luis de Valdiuia, dandole quenta del nueuo eſtado, que tienen aquellas miſſiones, con ocaſion delas paces, que ſe han capitulado. Entre otras coſas, que el padre refiere en eſta carta, haze ami propoſito la que apuntare aqui por ſus meſmas palabras, ſin mudar ninguna fuera de dos que ſon Santos Martires por conformarme con el breue de ſu ſantidad, no dando a eſtos dichoſos padres eſte titulo, haſta que la Ygleſia ſanta ſe le de. Dize pues aſſi el padre en eſta ſu carta, eſcrita al dicho padre Luis de Valdiuia, ſu fecha de Arauco, y Abril 20. del año de 1643. [En quanto alo eſpiritual haſta aora no le hauia dado paſo ninguno, eſte año fuy ala campeada con el Campo de Arauco; paſſamos por la coſta, viſitando las nueuas poblaciones de amigos, y en todas partes nos ſalian a receuir alos caminos con camaricos; fuyles dando noticia de nueſtro Señor, y predicandoles los myſterios de nueſtra ſanta fee, que oyeron con guſto. Rezauan las oraciones con afficion, y en todas partes fuy poniendo cruzes, paraque el arbol dela Cruz fueſſe tomando poſſeſſion delas tierras, que ſe conquiſtauan, y fue particular prouidencia del Señor, que los primeros, aquien ſe predicaſſe la fee, fueſſen alos que mataron alos Padres, que vueſtra Reuerencia embio a predicar, que la ſangre de aquellos dichoſos padres ſin duda alcanço de Dios, en vez del caſtigo, y la vengança, la vida eterna, para eſta gente miſerable, y ſin conocimiento de Dios. Fueron los de Puren con Anganamon, los que les quitaron la vida; que aunque los mataron en Elicura; no fue la gente de Elicura los que los mataron, como me lo dizen ellos, quando les digo, que ellos mataron alos Padres, que vueſtra Reue-
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