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BREVE RELACION

Pero conſoleme de que tales hijos del Compañia de Ieſus, fueſſen los primeros granos, que ſembraua Dios en Puren, para eſperar de ellos vn fructo muy copioſo. Acompañoles el Señor Preſidente, con lo mas dela caualleria de este exercito Real, haſta el vado del Rio, donde ſe quedò mirandolos, haſta que deſaparecieron hauiendolos tornado a encargar mucho alos Caciques, y mandado, que la infanteria deſcargaſſe dos cargas de arcabuçes para feſtejar, y honrrar alos Caciques ala deſpedida. Yo paſsè el Rio dela otra parte con ellos; y queriendo començar a encargarſelos mucho alos Caciques; me atajò Vtablame diziendo. No me digas nada Padre mio, que me aberguenzas; ya ſe lo que quieres dezirme. A eſtos Padres lleuo en el coraçon, y ſon mi coraçon en ſer lo tuio: no te den cuydado, que yo me encargo de ellos; yo te los voluere a Leuo, o ala Concepcion, como van; que ya no ay quien les ofenda, Con eſto los a brazè, y receui de ellos ſu bendicion, para mejor acertar con ella a ordenarles lo que conuinieſſe. Lleuan vna inſtruccion mia por eſcrito del modo como ſe han de hauer alla; y entre otras coſas, que no paſſen de Elicura a Puren, ſin nueuo orden mio. No ſe puede dezir el contento mezclado con lagrimas, que reciuio todo eſte exercito Real, al deſpedirſe de eſtos Padres, viendolos partir con tanto gozo ſolos entre naciones tan barbaras, y crueles: Sicut oues in medio luporum, aunque ya los que eran leones, y lobos ſe iuan haziendo ouejas con ellos. En todos quedò gran confiança, de que no ſolo no reciuirian daño, pero que harian grandes efectos, diziendo todos a vozes ſer eſte negocio dela paz coſa del Cielo].

Haſta aqui la carta del Padre Luis de Valdiuia. Todo lo que ſe ſigue haſta el ſin de este capitulo es dela carta en que el Padre Diego de Torres da quenta a nueſtro Padre General Claudio Aquaviua de buena memoria de eſte ſucceſſo, y dize aſſi. [Es coſa verdaderamente de grande admiracion, que cauſarà a vueſtra Paternidad grande conſuelo ſaber que eſte meſmo dia de ſanta Leocadia, que en Paicauì determinò el Padre Valdiuia, que entraſſen los Padres, y los em bio; eſſe meſmo dia, juntè yo a todos los Padres, y Hermanos de eſte Collegio de Sãtiago, y les tratè dela mucha neceſidad, que hauia de encomendar a nueſtro Señor muy deueras el negocio, que ſe trataua delas paçes con los Indios, en aquella occaſſion, principalmente, por hauerſe huido a Anganamon ſus mugeres, en que podia hauer tanto peligro, o algun miſterio; y aunque por los fines dichos, hauian ofrecido a nueſtro Señor ciento y doze miſſas, quinientas diſiplinas con mucho feruor, docientos, y ſetenta dias de cilicio, muchos Roſarios, aiunos, y horas de oracion; ſe hizieron de nueuo por la neceſſidad preſente nueuas ofertas, entre ellas fue, el dezir miſſa cada dia dos Padres por ſu turno, y la Oracion delante del Santiſſimo Sacramento deſcubierto dentro de caſa; y los collegiales del comuictorio, dieron tambien ſu buena limoſna. Luego me quedè con los Padres de caſa, y les propuſe en conſulta ſi comuendria voluer a endereçar la entrada delos Padres, que eſtauan ſeñalados para ir alos Yndios de guerra, pues las mugeres de Anganamon, que ſe huyeron alos Eſpañoles, antes les ſeruirian de freno, y prendas, para ſeguridad de los Padres: y viſtas las raçones de comveniencia, y deſcomveniencia, por vna parte, y por otra, les parecio a ellos, y ami, ſeria comveniente, y de mucho fructo ſu entrada; que no parece, ſino que nueſtro Señor, no ſolamente a vn meſmo tiempo; pero en vn meſmo dia, nos mouia alo meſmo, y aſſi le eſcriui vna carta al Padre Valdiuia en raçon de eſto, y porque declara bien lo que he dicho, y hauerme quedado traslado de ella, la pondre aqui. Pax Christi &c.

En lo que toca ala yda delos dos Padres Oracio, y Martin de Aranda: digo lo primero, que hauiendolo mirado con atencion, y comunicado con eſtos Padres, y encomendado al Señor, juzgamos, que ſeria muy conveniente voluer, vueſtra Reuerẽcia a endereçar la entrada de los dos Padres para tratar con todos los Caciques eſte negocio de las paçes; q̃ ſi por la prenda de Turelipi, y tan alos
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