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DEL REYNO DE CHILE

de Elicura hauian hecho las ceremonias dela paz con los Caciques de Arauco, pero no con el Gouernador, que era lo principal, y aſſi deſpues de hauerles dado la reſpueſta referida; llamò ſu Señoria alos Maeſſes de Campo, y Capitanes de ſu Compañia para receuir la paz delos Caciques, y q̃ fueſſen teſtigos deſte acto. Llegoſe Vtablame, y en ſeñal de reconocimiẽto al Rey nueſtro Señor, ofrecio ſu ramo de canela, y le reciuio el gouernador; admitio el Cacique la paz, y ſu Señoría la reciuio en la meſma forma, y voluiendoſe la ha dar, le abraçò, y a otros dos Caciques principales, de que reſultò gran contento en el exercito Real, eſperando todos mucho bien de eſta reſolucion, y los Caciques ſe detuuieron aquel dia haſta el ſiguiente en el fuerte, a donde ſe les regalò con mucho cuidado, dandoles dones que lleuaſſen aſu Tierra, y en el entretanto , ſe tratò con ellos dela redempcion, y reſcate delos cautiuos nueſtros, y ſuios.

CAPITVLO V.
Entran los dos Padres Oracio Vechi, y Martin de Aranda a predicar el Evangelio ala tierra de guerra, y las circunstancias que huuo para esta entrada.

E

L feruentiſſimo zelo, que eſtos dos buenos padres y apoſtolicos miniſtros del Euangelio tenian dela ſaluacion delas almas, aunque fueſſe acoſta de ſu meſma vida; y el gran deſſeo, que el Padre Luis de Valdiuia, y los demas padres tenian de ver abierta eſta puerta del Evangelio, les hizo parecer menores los peligros dela empreſſa, que tratauan dela pacificaciõ y reducion ala fee de aquel ſoberbio, y rebelde gentiliſmo; y aſſi confirmandoſe en la reſolucion, que ſe hauia tomado, de que entraſſen los dichos dos padres con el Cacique Vtablame (q̃ ſe moſtraua tan fino por nueſtra parte, quanto hauia ſido antes enemigo, y contrario, y prometia de lleuarlos en palmas con toda ſeguridad, y buen tratamiento de ſus perſonas) vltimamente trataron dela execucion; y aſſi ſe diſpuſo para la buelta de eſte Cacique aſu tierra. Hallauaſe en eſta ocaſſion ſiruiendo alos padres vn ſoldado llamado Diego de Montalban, el qual pretendia entrar en la compañia, y para prueba de ſu vocacion hauia vn año q̃ ſeruia alos padres miſſioneros de Arauco en todos los oficios domeſticos de Hermano coadjutor; y viendo eſta buena ocaſſion de poder cõſeguir lo que tan ardientemente deſſeaua, ſe fue al padre Luis de Valdiuia, y arrojandoſe aſus pies le pidio pueſto de rodillas, le hizieſſe eſta gracia de darle la ſotana, y juntamente licencia, para entrar con los padres a eſta miſſiõ, y ſeruirlos en ella, como lo hauia hecho en Arauco. No ſe le pudo negar lo que tenia ya tan merecido, y aſſi fue receuido en la Compañia, y entrò con los padres, para tener igual ſuerte con ellos, como adelante ſe verà. Las circumſtancias, que concurrieron a eſta entrada, y la conformidad de penſamientos, y pareceres, para ella de los dos padres Prouincial Diego de Torres, y Luis de Valdiuia, quiero que la ſepa el letor delos meſmos padres; y aſſi cerraran eſte capitulo ſus cartas, en que verà el eſpiritu, zelo, y caridad, que los mouia a entrambos, y la buena y ſanta correſpondencia, con que iuan, tan a vna en la intencion, y deſſeo de acertar con el mayor agrado de nueſtro Señor. Dize aſſi el padre Luis de Valdiuia en la que eſcriuio al padre Diego de Torres, dandole quenta de eſta entrada.
[El dia dela glorioſa Virgen Santa Leocadia, a nueue de Diziembre, ordene en el nombre del Señor alos dos Padres arriba nombrados Oracio Vechi, y Martin de Aranda, ſe partieſſen con Vtablame, y los demas Caciques; tomaron eſta obediencia con vn goço grande, interior, y exterior, y hauiendo dicho Miſſa, ſe partieron, y con ellos vn Hermano Nouicio Coadjutor, que receui aqui llamado Diego de Montalban. Mi goço era mezclado de dolor de no acompañarles a tal jornada, y de apartarme de ellos, y quedar ſolo, y que las coſas vniuerſales dela paz me tuuieſſen tan impedido ala obra mas propria mia, y de mi mas deſſeada.
Libro VII
Pero
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