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BREVE RELACION

res de voluerlo alas miſſiones, como el padre Luis de Valdiuia ſe lo hauia pedido, para que fueſſe ala reſidencia de Arauco, donde le dexamos trabajando tan apoſtolicamente, como alli vimos. Aora ſera meneſter dezir algo del venerable Padre Martin de Aranda, aunque la relacion mas larga del vno, y del otro, tendra ſu debido lugar mas adelante; y ſe que ſerà con mucho guſto del piadoſo letor; porq̃ verdaderamente fueron eſtos dos varones iluſtres, muy grãdes, y la primera honra, q̃ corona aq̃lla Prouincia. Eſtaua el Padre Martin de Aranda en nueſtro Collegio de Santiago, trabajando apoſtolicamente en los miniſterios de nueſtra Compañia; porque era vn fuego abraſador, donde quiera que llegaua; y como era nacido en aquella tierra, hauia aprendido la lengua delos Indios con grande perfeccion; y hazia gran fruto en ellos; y aſſi por eſto, como por ſu gran virtud, y religion, eſcriuieron al padre Prouincial el Padre Luis de Valdiuia, y el Padre Oracio Vechi rogandole con grandes encarecimientos, que les embiaſſe aquel compañero, por no hauer otro mas a propoſito para la empreſſa començada; porque por ſu grande eloquencia, y feruor, y la gran mano, que tenia con los Indios, juzgauan, que no hauia ninguno, que pudieſſe mejor que el perſuadirles los medios de paz, que lo hauian de ſer jjntamente para la predicacion del Evangelio.

Poco fue meneſter para dexarſe vencer el padre Prouincial delos ruegos delos q̃ le pedian vna coſa, q̃ tanto importaua ſin embargo dela notabiliſſima falta, quel hauia de hazer vn operario tan incanfable y feruoroſo en aquel lugar, y en los demas, donde trabajaua con tan grande fruto; pero como todos eran de vn eſpiritu, y iuan a vna, facilmẽte ſe deſacomodauan en el particular empleo, que cada vno tenia aſu cargo, por atẽder al maior ſeruicio de nueſtro Señor. Partioſe el padre Martin de Aranda con muy grande guſto, porque era obedientiſſimo, particularmente en las coſas mas arduas, y dificiles; y muy amigo de padecer por el ſeruicio de Dios, y bien delas almas. Llegò ala Cõcepcion donde fue receuido con ſingulariſſimo conſuelo de todos, y ſuyo, el qual fue mucho mayor, quando ſe vio con ſu buen compañero el Padre Oracio, que tanto le hauia deſſeado. Hauiaſe huido en eſte tiempo de Catiray al enemigo vn Cacique llamado Lebulican con quarenta Indios inquietos, y reboltoſos, que començaron a ſembrar entre los Indios de guerra mil falſedades, para diſuadirles la paz, que ſe les proponia, diziendoles que quanto prometian los Eſpañoles era todo ſalfedad, y que lo que pretendian era ſolamente ſugetarlos, y obligarlos, aque ſiruieſſen como de antes, y otras coſas a eſte modo; todo lo qual confirmauan algunos meztifos fugitiuos, que temiendo no los cogieſſe la juſticia, y los caſtigaſſe por ſus delitos, viuian entre los indios de guerra; y por eſtar mas ſeguros; ſembrauan entre ellos mil mentiras, poniendoles mal coraçon, paraque no vinieſſen en los conciertos, que ſe tratauan.

Viendo eſto el padre Luis de Valdiuia, y reconociendo quan importantes coſa ſeria tener de nueſtra parte alos Indios de Puren, que eran los mas belicoſos, y que hauian eſtado ſiempre los mas rebeldes; quiſiera entrar en perſona aſus tierras, y ganarles las voluntades, y perſuadirles la verdad delo que ſe les prometia: deſmintiendo con obras, y buenas raçones las falſedades de Lebulican, y delos meztiſos, que no parauan vn punto, inquietando los Indios, quanto podian; pero como ſu perſona era tan neceſſaria para las conſultas, que ſe hazian perpetuamente en orden a ajuſtar los medios de paz, conforme los caſos, y accidentes, que ſuccedian, y las ocaſſiones, que a cada paſſo ſe ofrecian; ſe juzgò por impoſſible, que el padre entraſſe, como deſſeaua; el qual reconociendo lo meſmo, y quan importante era tener dentro delos Indios quien los hablaſſe con eſpiritu, començò a penſar, que ſeria bien embiar algunos de los nueſtros a eſte intento; y conſiderando quan a propoſito ſerian para el los Padres Martin de Aranda, y Oracio Vechi, començò a encomendarlo muy deveras a Nueſtro Señor, porque ſe hallaua mouido interiormente con grande fuerça para embiarios; y porque,
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