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DEL REYNO DE CHILE

diſpuſo Nueſtro Señor, como ſe verà en el capitulo, que ſe ſigue.

CAPITVLO III.
Habla el Padre Luis de Valdiuia con Anganamon, y el ſucceſſo dela huida de ſus mugeres.

H

Auia coſa de vn año que los Indios hauian cautiuado a Don Alonſo de Queſada, Cauallero de mucha ſuerte, y le tenian entre los demas cautiuos, corriendo como ellos ſu fortuna; y con el deſſeo de facilitar ſu reſcate, y verſe libre de aquella deſdicha, començò a publicar entre los Indios, que no lo ſabian, la venida del Padre Luis de Valdiuia, los poderes, que traia del Rey, para aſſi ſentar las pazes, y la entrada, que para eſto hauia hecho a Catiray, y todo lo demas que hasta entonces ſe hauia tratado de eſta materia. Llegò eſto a oidos delos mas principales; y para certificarſe mejor dela verdad, dieron orden, que Turelipe, Capitan de mucho nombre entre ellos, ſe acercaſſe quanto pudieſſe al campo delos Eſpañoles, para tomar lengua, y informarſe delo que paſſaua. Partio eſte Capitan con la fuerça de ſoldados, que baſtauan para el intento, y llegando a Arauco, y hallando vna buena ocaſſion de dar vn aſalto a nueſtros Indios amigos lo hizo; pero con arrepentimiento ſuyo; porque fue roto, y preſſo, y lleuado al Gouernador Alonſo de Riuera; el qual con el ſeguro de eſta prenda, tratò con el padre Luis de Valdiuia de embiar alos indios vn embajador delos nueſtros, paraque fueſſe a Puren, y ala Imperial con cartas ſuyas, y las cedulas Reales, para aſſentar de vnas vez los conciertos de paz.

Fue elegido para eſto el Alferez Pedro Melendez, el qual hizo ſu embaxada con la puntualidad, y fidelidad, que debia, declarandoles muy aſu ſatisfacion la merced que ſu mageſtad les hazia. En la junta, que ſe hizo para receuir eſta embajada, huuo, varios, y muy diuerſos pareceres; ſolo en vna coſa convenian todos los Caciques, Capitanes y Conas (que ſon los ſoldados) y era, en la dificultad, y duda grande, que tenian dela eſtabilidad de eſtos conciertos, y paces, que de parte de ſu Mageſtad les ofrecian; porque ſiempre eſtauan con rezelo, de que la pretenſion delos Eſpañoles era ſolamente, que dexaſſen las armas, para poder librar ſus cautiuos, y ſugetarlos a ellos al ſeruicio perſonal, que tanto aborrecian; y el fundamento, que tenian de eſte temor, era la poca eſtabilidad, que dezian hauian experimentado en el cumplimiento delo que otras veces les hauian prometido. Vltimamente reſoluieron, que ſi lo que les prometian era verdad, y eſtauan firmes, y conſtantes en cumplirlo, que venian en ello con mucho guſto; por lo bien, que les eſtaua la paz con los Eſpañoles, viuiendo cada vno libremente en ſu caſa, ſin dependencia de vnos con otros; y para que eſto quedaſſe mas fixo, determinaron el general Anganamon, que lo era de Puren, y otros dos Caciques de la Ymperial acõpañar el Embajador Pedro de Melendez, haſta el fuerte de Paycaui, donde eſtaua entonces el padre Luis de Valdiuia, para tratar aboca con el los medios mas eficaces, para el aſiento dela paz.

Partieron eſtos Caciques con Pedro de Melendez acompañados ſolamente con quarenta ſoldados; y lleuaron con ſigo tres cautiuos; que fueron el ya nombrado Don Alonſo de Queſada, y otro Eſpañol, y vna doncella, para trocarlos por Turelipe, y otros Indios principales, que eſtauan en poder delos Eſpañoles. Llegando a dar viſta al ſuerte de Paicaui, dexaron todos ſus armas, para moſtrar la fe que dauan ala palabra del Padre Luis de Valdiuia, que les hauia aſegurado todo buen paſſaje, y que ninguno ſe atreueria a darles ningun cuidado; y haziendo el padre la meſma confiança delos Indios, y ſobre todo fiado en Dios, paſsò dela otra parte del Rio, que era juriſdicion delos Indios, donde ellos le eſperauan. Lleuò en ſu compañia al Padre Oracio Vechi al Padre Martin de Aranda, y a otro delos nueſtros, y a dos Eſpañoles buenos interpretes, que ſabian bien la lengua de los Indios, y llegando al paraje ſeñalado, ſe a-
Libro VII
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