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DEL REYNO DE CHILE

res como he paſſado para llegar a vueſtras tierras? que otra coſa, pretende el gouernador? q̃ los maeſtres de campo, y Capitanes, por cuyo conſejo, me he fiado de vueſtra palabra, entregandome ſolo, como me veis, en vueſtras manos? A eſto replicò el Cacique atajando al padre, y tomandole del braço, diziendole; No dudo de eſſo, que dizes; lo que ſe duda es que los Eſpañoles quieran paz, q̃ ſea paz: bien ſabemos, que guſtaran dela que llaman ellos paz, , yo no la tengo por tal; que es, que noſotros nos rindamos, y nos ſugetemos a ellos, y le ſiruamos, como a nueſtros amos, y Señores; y eſto no es paz, ſino ocaſſion delas inquietudes, perturbaciones, y guerras, que hemos tenido haſta aqui. Paz es la que tienen los Eſpañoles entre ſi, y la que tenemos los Indios entre noſotros, goçando cada vno de ſu libertad, y delo que tiene, ſin que ninguno ſe lo quite, ni quiera mandarle, ni tenerle de bajo. Eſto llamamos paz, y eſta la abraçaremos muy de coraçon; y ſi tratas de eſto, te lleuaremos en palmas, y te acompañaremos haſta el lugar dela junta, y te volueremos atu caſa con toda ſeguridad, ſin q̃ aya hombre que te toque, ni ſe atreua amirarte ala cara, ſino para ſeruirte, y regalarte, eſtimandote, como a comun padre, y conſeruador de nueſtra libertad. El padre ſe ofrecio a todo, diziendo, que eſſa era la voluntad de ſu Rey, y eſſa ſe executaria dela manera q̃ ellos lo deſſeauan; y con eſto ſe partieron todos muy goçoſos, y contentos, por caminos muy aſperos, y cerrados, que anduuieron aquel dia, y el ſiguiente; y al tercero llegaron alas diez del dia, a donde eſtauan juntos los Indios; y por conſejo delos Caciques entrò el padre con vn ramo de canela en la mano, que entre ellos es ſeñal de paz, como ſe verà tambien deſpues, hablando delas pazes que vltimamente han hecho con el Marques de Baidis el año de quarenta.


CAPITVLO II.
Lo que paßò al Padre Luis de Valdiuia eſtando con los Indios de guerra y de las miſſiones que entablò en Monterey, y Arauco.

L

Vego que el Padre Luis de valdiuia huuo llegado a verſe con los Indios, ſe juntaron y puſieron en rueda haſta cinquẽta Hulmenes (llamanſe aſſi las cabezas delas parcialidades) deſpues, delos quales ſe puſieron por ſu orden los Capitanes, y ſoldados, y la demas gente; y en medio de todos dieron lugar al padre en vn aſſiento eminente, y leuantado, donde eſtaua con decencia, y grande autoridad; y leuantandoſe el Cacique, que le hauia traido començò a hablar con grande eloquencia, y hauiendo dado breue raçon de ſu venida, encargò a otro, que la dieſſe delos motiuos de aquella junta, haziendo relacion de todo lo que en ella hauia paſſado, y lo que dela vna, y otra parte ſe pretendia; y durò y eſte raçonamiento haſta vna hora, y media. Acauando el Indio, començò el Padre a hazer el ſuyo, que durò tres horas, la primera, platicò por ſi meſmo, porque ya entonces ſabia bien la lengua delos Indios, y las otras dos por medio de los interpretes, paraque les dieſſen a entender mejor los motiuos de ſu venida, y lo que pretendia, y deſſeaua el Rey para ſu maior bien, y conſeruacion. Entre las raçones de ſu conueniencia, en quanto alo temporal, iua ſiempre el Padre mezclando las de ſu mayor bien eſpiritual, dela ſaluacion de ſus almas, explicandoles los miſterios de nueſtra ſanta fee, y los motiuos, que ay para abraçarla. Deſpues de hauerles dado a entender muy aſu ſatisfaccion todo lo que pretendia, ſacò del pecho las prouiſiones reales, y ſe las explicò, y les dio a entender muy por menor la intencion de nueſtro Catolico Rey, que no pretẽdia ſu deſtruccion, ſino ſu conſeruacion, y aumentos, y que ninguno les hizieſſe agrauios, ſino que los dexaſſen viuir en ſu libertad, oyendo la palabra de Dios mediante la qual reciuieſ-
ſen