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DEL REYNO DE CHILE

Europa: y ajustados los reales deſpachos, y cedulas, para todo lo neceſſario, para el intento, y dado al padre diez compañeros de nueſtra Compañia, haziendoles a todos el gaſto con ſu real magnificencia, como lo ha hecho ſiempre, y haze haſta aora, paraque le ayudaſſen ala conquiſta eſpiritual de aquellas almas; los deſpachò; y deſpues dela larga nauegacion, que ſe haze para llegar a aquel Reyno, tan remoto, y diſtante de eſtos; fue Nueſtro Señor ſeruido, que tomaſſen puerto en la Concepcion, donde començò luego el padre Luis de Valdiuia a tratar dela execucion delo que lleuaua aſu cargo, delas paces, y guerra ſolamente defenſiua, que tan mal receuida fue de algunos, y que tanto le coſtò al que fue a entablarla, padeciendo por eſto iniquas, injuttiſſimas, y grauiſſimas calumnias, cuyo autor fue el demonio, para impedir el ſeruicio de Dios, y el remedio de tantas almas, que por eſta cauſa ſe han condenado, y condenan.

No hauia llegado a vn el gouernador q̃ ſe eſperaua, y venia ya de Tucumã; y por no perder tiẽpo, mientras llegaua; començo el padre a tratar con los Indios de guerra los medios de paz por medio de vnos Indios cautiuos que eſtauan en Lima; y los hauia lleuado conſigo, para el efecto; embio a estos, y a otros Indios de confiança, por menſajeros, a proponer alas naciones de guerra, que eſtauan rebeladas, los medios de paz, que de parte del Rey les ofrecia, y primero alas mas cercanas, que eran las de Arauco, Tucapel, y Catiray, aſſegurandoles el perdon general delo paſſado, y q̃ para lo de adelante, no ſeruirian, ellos, ni ſus hijos alos Eſpañoles; y otros buenos partidos, que les etauan tambien, que dudaron los Indios, ſi les hablauan verdad, o llegaria a execucion lo que ſe les proponia. Voluieron los menſajeros con muy buena, reſpueſta, que les dieron los Indios, de que querian la paz; y que eſta era la que amauan, y deſſeauan; y para mas ſeguridad, y certeza de ſu buena voluntad, embiaron cinco Indios delos ſuyos, para que hablaſſen al Padre Luis de Valdiuia, y ſe aſeguraſſen ſi era verdad lo que les hauia embiado a ofrecer.

Llegaron eſtos Indios acauallo, armados con lança, y adarga; y eſtando cerca delos Eſpañoles, dieron voces dela otra parte del Rio, que diuidia el vn campo del otro, diziendo, que no les hizieſſen mal con ſus arcabuces, porque iuan de paz para hablar al Padre Valdiuia; el qual luego que le dieron eſta buena nueua, aunque ſe hallaua mal diſpueſto en la cama, ſe leuantò al punto de ella, y fiando en Dios paſsò ala otra parte del Rio, donde eſtos Indios le eſtauan eſperando; los quales luego, que vieron al padre en los terminos de ſu juriſdicion, arrojando las lanças y apeandoſe delos cauallos, ſe fueron a el para abraçarle, como lo hizieron, ſignificandole con palabras muy en carecidas de ſu parte, y dela delos ſuyos, el agradecimiento, que tenian del bien, q̃ les traia; porq ellos deſſeauan viuir en paz, canſados ya de tantas guerras, con tal les que cumplieſſen la palabra, que de parte del Rey les dauan, de que no ſeruirian mas alos Eſpañoles; que entratãdo de eſto, dixeron, no lo conſentiremos, mientras el ſol girare, y diere bueltas por el cielo (que es fraſe, y modo de hablar proprio ſuyo, para ſignificar la eſtabilidad, y firmeza de ſu reſolucion). Confirieron largo los medios de conveniencia dela vna, y otra parte, y vltimamente rogaron al padre, que ſe ſiruieſſe de entrar la tierra adentro, para vn dia ſeñalado, en que hauian de hazer vna gran junta, para tratar de eſte negocio; que en quanto ala ſeguridad de ſu perſona, no tenia nada, que temer, ni rezelar, porque podia ſeguramente fiarſe de ſu palabra; ni era poſſible cupieſſe en entendimiento de hombres hazer mal aquien tanto bien les hazia. El padre les repondio con agrado, ſaliendo a todo lo que le pedian, y con eſto ſe deſpidieron, y ſe voluio cada vno aſu caſa.

Ya hauia llegado en eſte tiempo el gouernador Alonſo de Riuera, el qual con ſu buena llegada alegrò a todo el Reyno, porque era muy eſtimado, y querido de todos, como lo merecia ſu agrado, prudencia, y gran capacidad; y aſſi fue reciuido en Santiago, y en las demas ciudades es con grandes mueſtras de alegria, y regoci-
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