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DEL REYNO DE CHILE

ſados de la guerra, que aunque tan penoſos; tenian mas ſeguras las ciudades y las conſeruauan, y defendian mejor, q̃ la proſperidad, que al preſente goçauan.

Es coſa eſta, que ſe toca con las manos muchas veces en el mundo; quantos Reynos, y ciudades ſe han conſeruado ala larga, quando ſe hallauan oprimidas dela guerra, y otros trabajos, que hazian vigilantes a ſus ciudadanos, y moradores; y deſpues las deſtruyò la demaſiada proſperidad, y deſcanſo? y la raçon ami ver es muy clara, y patente, porque nueſtra naturaleza es de eſta condicion, que mientras ſe hallan los hombres en mayor deſcanſo, y comodidad, con abundancia, y ſobra delos bienes (que por eſto diria mejor males) de eſta vida; tanto mas dipueſtos eſtan para los vicios, y pecados: que la adverſidad, y trabajos no ſuele darles tanto lugar de eſtender la mano alo vedado; porq̃ dan eſtos tanto en ꝗ entender, y ay tanto que hazer con ellos, y en procurar librarſe de ſu penalidad, y moleſtia, que caſi no dexan lugar, ni tiempo para penſar en otra coſa. Siempre ſe combate, en qualquier tiempo bueno, o malo: ſiempre eſtamos ſugetos alos peligros, y eſtos nos cercan por todas partes, y nos amenazan perpetuamẽte; però ay grã diferencia de hauerlas con Dios, o con los hombres; va mucho de prouocar la ira de Dios, o la delos hombres. De eſtos nos podemos defender, porque ſon iguales, y viſibles ſus fuerças; pero ala de Dios, que es tan ſuperior, ſoberana, y inviſible, quien reſiſtira? pecados han deſtruido al mundo, desbaratado Reynos, deshecho monarquias, abraſado ciudades, y reducido anada los Imperios; no la pobreza, y calamidades delos tiempos; antes eſtas no tienen mas fuerça para dañarnos, q̃ las q̃ les dan nueſtras culpas, contra las quales pelean los meſmos trabajos, guerras, hambres, peſtes, y otras deſdichas, poniendoſe de parte de Dios, para tomar vengança delos que prouocamos ſu ira, quando obligados de ſus miſericordias, y fauores, debieramos con agradecimiento, y correſpondencia llamar en nueſtro ayuda, y proteccion aſu pater nal clemencia.

No es lugar eſte para alargarme en eſtas ponderaciones, y diſcurſos; baſte lo dicho para ſignificar algo, y dar a entender la cauſa de la perdida de eſtas ciudades, que ya diremos; la qual fue no otra que los pecados, y vicios, que ocaſſionò la proſperidad, y abundancia; eſta fue la ſegur pueſta ala raiz, y la que prouocò la ira de Dios, y le obligò a hazer en ellas tan exemplar, y duro caſtigo, como veremos. Y lo q̃ ami ver enojò mas a Dios, fue la demaſiada codicia (q̃ como dizen rompe el ſaco) y la hambre del oro, que por ironia, llamò ſagrada, el poeta, fue la que causò deſpues la verdadera, que padecieron haſta perecer algunos: eſta codicia, y deſſeo dela riqueza, y la inſaciable ſed de aumentar cada vno ſu caudal, hazia alos en comenderos menos atentos ala cõſeruacion delos Indios, y aguardarles ſus fueros, a cuydar del buen tratamiento, con que debieran portarſe con ellos, apagarles ſu trabajo, y ſudor, y ſer mas ſolicitos en no permitir, que los agrauiaſſen los que immediatamente eſtauan con ellos, y eran ſobreſtantes delas haziendas; y como eſta materia es tan delicada, y vidrioſa en los ojos de Dios; por pequeño, que pareſca el agrauio, y injusticia en los delos hombres, ſe debe temer mucho, porque haze muy diferente viſo alos de ſu diuina Mageſtad.

No puedo dexar de reparar ſiempre que llego a este punto, y le conſidero; quan ala letra parece que hablò de eſte caſtigo del cielo (que tan aſu coſta experimentò Chile) el Apoſtol Santiago en el capitulo quinto de ſu epiſtola catholica (deme licencia el piadoſo letor, y aunque ſalga algo del eſtilo de hiſtoria, me deje dezir lo que no es bien callar en eſta materia, para en ſeñança de aquellos, aquien toca, y para venerar los juizios de Dios, y temer ſus caſtigos) habla tan claro el Apoſtol de ette caſo en eſta ſu carta; que aunq̃ la eſcriuio vniverſalmẽte para toda la Ygleſia, parece (ſegun la vemos cũplida en aquella tierra) q̃ la endereçò con particular atencion a aquel Reyno, preuiniendole del mal, q̃ le amenazaua, con la profeſia, q̃ en ella ſe contiene, y ſe ha viſto executada ala letra en muchas de ſus ciuda-
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