dos, o como leones, y tigres de ſus cueuas, y llegando a media noche, diuididos en tres eſquadrones, dierõ luego en el dicho fuerte de Ieſus, y le puſieron fuego. No temian los que eſtauan dentro de el, tal ſucceſſo; pero no por eſſo eſtauan deſaperceuidos de los alientos, y valor de ſus generoſos coraçones; y aſſi ſin turbarſe, aunque veian ya arder muy aprieſſa el fuerte, acudieron todos ala defenſa con tan grande animo, y valentia, que ponia admiracion en los Indios, y mas quando vieron, que ſolo el Capitan Don Iuan de Riuadeneira (que era cauo del fuerte) pueſto ala puerta con ſu eſpada, defendia la entrada de manera que, aunque eran tantos los combatidores, que pretendian entrar; no podian adelantarſe vn paſſo, por la incontraſtable reſiſtencia, que este cauallero, digno por ſolo eſto de immortal renombre, les hazia. Ya eſtaua abraſdo vn cubo, y medio fuerte, y con todo eſſo no desfallecia vn punto el valor delos Eſpañoles, defendiendole cada qual por ſu parte, como ſi fuerã muchos, Abrieron los Indios vna brecha, o portillo, por donde començauan a entrarſe dentro cantando victoria; pero oyendo las voces, y el ruydo el Capitan Guaxardo (cauallero de conocido valor y valentia, y que ſolo eſta accion pudiera baſtar para credito, y nombre de ſu il luſtre perſona y caſa) acudio con vna eſpada, y rodela en las manos y ſe opuſo a aquel impetu, y torbellino con tal animo, y conſtancia, que baſtò el ſolo a detener la furia del enemigo, no permitiendole a delantarſe vn ſolo paſſo.
Combatia entre otros vn Indio de gran nombre, llamado Longotegua, que en lengua de caſtilla, quiere dezir, cabeza de perro. y viendo quan cerrada eſtaua la entrada abrio otro portillo, por donde entrò, con otros quatro de igual animo al ſuyo; lo qual no pudiendo ſufrir el Capitan Guajardo, acometio a ellos, como vn leon, y andãdo alas bueltas con Longotegua, le lleuò de vn tajo acercen vn braço, y de otro la vida, que fue el vltimo ſello del eſta tan grandioſa victoria, porque viendo los Indios muerto a Longotegua, que debia deſer el que mas los alentaua, començaron a retirarſe. Gran guſto causò al gouernador la nueua de eſta tan valeroſa y feliz fuerte, y para aſegurarla mas, y poner temor al enemigo, ſacò de ſanta Cruz haſta cien ſoldados eſcogidos, para correr la tierra, haziendo daño alos rebeldes, y contrarios, y mucho bien alos amigos; con que eſtos ſe confirmauan en la paz, y amiſtad eſtablecida, y de aquellos (menos los de Puren) ſe venian a reducir de buena voluntad, ofreciendo la paz, como los otros: con lo qual reconociendo Tucapel quan bien lo paſſauan los Araucanos con la amiſtad, y conformidad con los Eſpañoles, entretenidos con ellos en labrar la tierra, goçãdo de ſus frutos, y delas peſcas del mar con alegria, y paſſando la vida con tanta paz, y quietud, llegaron arogar al gouernador q̃ fundaſſe otra ciudad en ſu tierra; lo qual huuiera hecho al punto (con q̃ quedara el Reyno muy ſoſegado, y ſeguro) ſi le huuiera llegado el ſocorro, que para ello eſperaua del Perù, porque el que hauia tenido, era muy poco, y de ſoldados viſoños, y muy muchachos, con que ſe remitio el hazer eſta fundacion, para dentro de vn año.
Muy diferentes eran los cuidados, y penſamientos delos Indios de Puren, aquien la proſperidad, y deſcanſo, que goçauan los otros, que hauian dado la paz, no ſolo no les mouia a darla; pero los abraſaua, y encendia con impaciencia y rabia de verlos ſugetos, y aſſi no penſauan en otra coſa, que en maquinas, traças y modos, para turbar la paz, y deshazerla; todo ſu conato, y atencion la tenian pueſta en fortificarſe, y hazer ſus empalizadas y albarradas. aperceuirſe de gente, y armas, dando calor a todo eſto el viejo, y obſtinado Pailamacho, y haziendo, que ſalieſſen alos caminos, a infeſtar la tierra, y alborotarla; y poner mal coraçon alos Indios que le tenian ya tan pacifico y conforme con los chriſtianos, y quitando las vidas alos que ſe moſtrauan conſtantes en reſiſtirle, y alos que no aprobauan ſu parecer, y belicos intentos; lo qual ſabido por el Gouernador, y preuiniendo el fuego, que de eſta centella ſe podia emprehender; y temiendo el mal, y tempeſtad, que amenazauan eſtos nublados; acoſtò todo ſu cuydado a eſta