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DEL REYNO DE CHILE

luſtre, y reſplandor que la ha dado aquel belliſſimo ramo, que nacio de eſte generoſo tronco, para coronarle con las ojas de oro, y precioſiſſimos frutos de tan rara ſantidad, virtudes, y heroicas hazañas, como las que el vniuerſo mundo admira en mi gran patriarca San Ignacio) tuuo por muger a vna Señora de ſangre Real, hija del Rey, y Monarca del Perù Doña Beatriz Coya, cuyos eſclarecidos decendientes ſon oy Marqueſes de Oropeſa, y poſſeen la caſa de Loyola. A eſte Señor hizo merced la Mageſtad de nueſtro Catholico Rey del gouierno de Chile a donde paſsò en ocaſſion, que ſu anteceſſor Don Alonſo de Sotomayor hauia bajado al Perù, y eſtaua en la ciudad delos, Reyes haziendo gente para voluer con ella a Chile, como queda dicho en el capitulo paſſado. Tomò puerto en valparaiſo, y en la ciudad de Santiago fue receuido con la ſolemnidad, y regocijos, que en ella ſe acoſtumbran hazer aſus preſidentes, y gouernadores; y eſte Señor los merecio muy particulares, porque fuera de los dotes de nobleza heredados de ſus antepaſſados, era en ſu perſona apacibiliſſimo, prudente, de grande ingenio, y traça, de lindo talle, bien diſpueſto; y tan agradable que parece que con ſu llegada a Chile le dio nueua vida, y alientos por los buenos dictamenes, con que entrò de acabar aquella conquiſta, valiendoſe para ello delos medios de ſuauidad, y buena traça; mas que delos dela fuerça, y rigor; a que no ayudaua poco la llegada dela gouernadora ſu eſpoſa, que poco deſpues le ſiguio, y llegando a Santiago, fue reciuida con la meſma ſolemnidad, fieſtas, y regocijos.

Deſembaraçandoſe el gouernador de Santiago lo mas preſto, que pudo; ſubio luego alas ciudades de arriba. que eſtan deſde la Concepcion para adelante; publicãdo por todas partes el deſſeo, q̃ lleuaua dela paz, con lo qual, corriendo eſta voz por las tierras del enemigo, començaron a venir de varias partes los Caciques a ofrecerla; moſtrando gran guſto con ſu venida. Embiaua ſus menſajeros alos que la reſiſtian, ofreciendoles todo buen paſſaje, ſi de grado ſe reducian; dandoles la palabra de moderar los tributos, de manera que eſtuieſſe bien a entrambas republicas, de los Eſpañoles, y delos Indios; y pudieſſen conſeruarſe, y viuir contentos, labrando la tierra, y goçando de ſus frutos, ſin las Zozobras, y nquietud, y ſobreſaltos dela guerra; lo qual abraçauan de muy buena gana los Indios, y parecia, que tenian guſto de ello, y de hecho lo moſtrauan en el efecto, reduciendoſe muchos de ellos de varias partes, llamandoſe los vnos alos otros, con las buenas nueuas, y fama, que ſe hauia derramado dela benignidad, y nobleza del gouernador; acudieron delos llanos Tarochina, Talcamahuida, y Mareguano. Rancheuque, y Taboleuo embiaron en ſu nombre a vn anciano llamado Curapil: y a eſte modo venian otros de varias partes, aquien el Gouernador, vſando de aſtucia, y maña, para irlos ganando, dixo, que le embiaua el Rey a deshazer los agrauios, que les hauian hecho, y a ſatiſfacerles muy por entero de todo, que eſtuuieſſen con buen animo, porque el le traia de padre, para eſtimarlos, y quererlos como a vaſallos del Rey, y no permitir, que nadie les hizieſſe mal tratamiento, ni ofendieſſe en nada.

Con eſto parece que ſe iuan ganando los Indios, y que abraçauan los medios de ſuauidad, que ſe les proponian; y para proceder en ello con mas fundamento; hizo el Gouernador vna junta de todos ellos, en que deſpues de hauerles agaſajado, con palabras de mucha honrra, y corteſia; les hablò claro, diziendoles, que bien ſabia, que otras veces hauian tambien ofrecido, y admitido la paz; peroque ſe hauia entendido y moſtradolo deſpues el efecto, que hauia ſido con menos ſinceridad, y verdad, dela que el pretendia; que ſi hauia de ſer eſta vez dela meſma ſuerte, y venian con animo doblado, era mejor hablar claro deſde el principio, para no perder tiempo, en tratar delo que no hauia de tener eſtabilidad, ni permanencia; lo qual les eſtaria muy mal, porque habria en tal caſo de proceder de otra ſuerte, ſiguiendo el rigor dela guerra, como lo hauian hecho ſus anteceſſores. hauiendo oydo al Gouernador todos con gran ſilencio, y atencion, ſe leuantò Al-
uepi-